Cuando empecé a elaborar el trabajo no me convencía mucho el tema, la hipótesis que quería demostrar era que después de una crisis muchas de las empresas que nacen son sociales, ya que se crean nuevos modelos de negocio focalizados en acabar con los problemas que está sufriendo la población a consecuencia de la recesión económica. Pero, mientras desarrollaba el tema de la investigación, comenzó la crisis del coronavirus, que paralizó el mundo. Instantáneamente, todas las empresas empezaron a ayudar, a humanizarse y a colaborar de alguna forma para paliar los efectos que estaba teniendo la crisis sanitaria, desde ofrecer comida gratis a los enfermeros hasta ayudar al sector hostelero con bebida gratis. Fue en ese momento cuando me convencí del tema que estaba tratando. La crisis del coronavirus puede que se hubiera podido evitar o ser menos perjudicial para toda la sociedad si hubiéramos estado preparados, el problema es que hasta que no hay una crisis no se actúa, parece que como sociedad no aplicamos el refrán de «mejor prevenir que curar» y es lo que ha pasado ahora, que no hemos prevenido. Tras los problemas que hubo con el ébola, Bill Gates avisó en una charla TED, en 2015, que iba a ocurrir lo mismo con otro virus y que debíamos estar preparados, invirtiendo en innovación para que no nos afectara y poder resolverlo en el menor tiempo posible para que las consecuencias no fueran tan nefastas, pero nadie hizo nada, hemos tenido que sufrir una pandemia para darnos cuenta de la importancia que tiene la innovación y cuidar el planeta, y es que también nos están avisando de las terribles consecuencias que tendrá el cambio climático y todos los efectos devastadores que traerá consigo.
Mirándolo por el lado positivo, de las crisis acaban saliendo cosas buenas. Después de la crisis financiera de 2008 aparecieron proyectos solidarios, empresas sociales, la población empezó a tomar más conciencia de que había que ayudar, ya que la crisis generó que aumentase la pobreza y la desigualdad social debido a la quiebra de empresas y, en consecuencia, a la pérdida de empleo. Es por esto que aparecieron empresas sociales, modelos de negocios centrados en resolver problemas sociales que instituciones y gobiernos no eran capaces de solventar. Un ejemplo de estos modelos de negocios que nacieron a raíz de la crisis y se popularizaron tras esta, fueron los basados en la economía colaborativa, aparecieron empresas como Airbnb, Blablacar, Uber, que surgieron para reducir costes en determinados servicios, ayudar a ahorrar a los consumidores compartiendo gastos, servicios, productos, etc. Pero, todo esto no hubiera sido posible por el boom que estaba teniendo internet y las nuevas tecnologías en aquel momento, que permitían a la gente comunicarse a distancia, poner en alquiler sus pisos desde casa, o conocer los perfiles de las personas con las que poder compartir coche, por lo que daba la confianza necesaria para que este tipo de economía centrada en la interacción entre varias personas funcionara y tuviera tanto éxito. Además de hacer posible la creación de estas empresas, conocidas como startups, que nacen en internet y que tienen la característica de crecer muy rápidamente y sin realizar una gran inversión al principio, ya que existen inversores que financian a este tipo de empresas para después venderlas en la bolsa cuando estén más valoradas. Gracias a la aparición de las startups en España y del ecosistema de emprendimiento que impulsaba a este tipo de empresas, provocó que se volviese a activar la economía debido a todos los puestos de trabajo que crearon estas empresas.
Empezaron a ser relevantes en España las startups con modelos de negocios centrados en tener un impacto positivo en la sociedad y a la vez ser económicamente rentables, gracias a la innovación y a la creatividad. Como estamos viendo con la crisis del Covid-19 las empresas saben que o ayudan a solventar esta crisis de alguna manera o la población las castigará. Por esta razón, todas las corporaciones están aportando algo a la causa ya que una compañía puede impactar socialmente más que un solo individuo, además de que la sociedad es lo que espera de ellas y, después de dejar huella, cuando todo pase, serán recordadas por estas acciones que están llevando a cabo para ayudar, pero, en un corto plazo (durante la crisis).
Si ya era prominente el auge de las empresas sociales y del consumidor responsable ahora a las empresas se les va a exigir más responsabilidad con todo lo que las rodea y con la manera en la que actúan, además habrán aumentado los consumidores sociales y cada vez serán más solidarios y responsables. Ya no es suficiente con hacer las cosas bien, ahora lo que se exige a las empresas es que cambien el mundo en el que vivimos porque está claro, después de esto, es insostenible seguir con este ritmo de vida y creo que todos nos hemos dado cuenta de ello.
Tras esta crisis no vamos a ser los mismos, no vamos a volver a la normalidad de antes y no nos va a quedar otra que cambiar nuestros hábitos de consumo. El primer paso para el cambio tiene que venir dado por parte de las corporaciones, pero no va a ser fácil. Por ello, empezarán a surgir empresas que, gracias a la creatividad, la innovación, las nuevas tecnologías y las ganas de cambiar el mundo, tendrán un alto impacto en la sociedad. Se confía en estas compañías y el público las hará crecer al elegirlas por sus valores y su impacto positivo, pero no será posible sin otros actores que forman parte de este ecosistema, como son: las aceleradoras e incubadoras de empresas con impacto social, los inversores de impacto que ayudan a financiar y crear estos proyectos sociales o los propios emprendedores sociales. Cada vez serán más los inversores de impacto social que los que solo buscan el beneficio económico, o incluso me atrevería a decir que, todos serán de impacto, porque estos ya han empezado ser conscientes de que es necesario, por no decir obligatorio, y, sobre todo, porque es el futuro.
Por eso pienso en el gran papel que tienen este tipo de iniciativas y de empresas para la sociedad, cada vez más imprescindibles, y de la importancia de invertir y fomentar la innovación social para que, mediante las empresas que ya existen o las nuevas, se creen modelos de negocios con el propósito de hacer frente a los grandes retos actuales como son el cambio climático, la reducción de plástico, gases contaminantes, enfermedades, etc.
Todavía no ha habido un cambio disruptivo ni una tecnología disruptiva desde internet, las redes sociales… que hizo que cambiaran la forma de comunicarnos y que, gracias a ello, ahora mismo, podamos seguir trabajando sin tener que ir a la oficina, y que el mundo no haya parado del todo y, sobre todo, que nos mantienen más cerca que nunca desde la distancia. Ahora es el momento de dar un giro y que aparezca algo que rompa con nuestra forma de vivir que está siendo perjudicial para todos e insostenible a largo plazo. Para ello hay que fomentar esta creatividad y así crear tecnologías disruptivas que logren cambiar el mundo.
Las startups por sus características de adaptabilidad, innovación y tecnología. Son las candidatas perfectas para que de esta crisis salgan cosas buenas y se creen iniciativas con gran impacto social. Las empresas grandes pueden ayudar a crear impacto con sus buenas prácticas o aportando dinero y recursos a estas startups que quieren cambiar el mundo gracias a la innovación social. Si ya empezaba a haber un auge de estas startups sociales y de aceleradoras de impacto social, que empezaron a surgir a raíz de la crisis financiera, después de esta gran crisis sanitaria confiamos en que aumente el número de empresas de este tipo, ya que la población es mucho más consciente de los problemas que existen.
Un ejemplo de estas iniciativas sociales es que se ha iniciado un proyecto pionero que articula la innovación como principal herramienta para ofrecer respuestas eficaces que contribuyen a paliar el impacto económico y social del Covid-19 llamado Energía Positiva, una plataforma, impulsada por compañías eléctricas (Red Eléctrica, Enagás, CLH, Iberdrola, BP, EIT InnoEnergy y Acciona, que está abierta a otras empresas y organizaciones que quieran incorporarse). Se trata de una convocatoria urgente que busca atraer y apoyar financieramente a startups que cuenten con proyectos innovadores que puedan ponerse en marcha de forma inmediata y desarrollarse e implantarse en el plazo máximo de un año. Los proyectos apoyados deben estar relacionados, desde la perspectiva de la energía, con los ámbitos de la sostenibilidad ambiental, la movilidad, el impacto social, la digitalización, la telecomunicación y el 4.0, y deberán contribuir a paliar los efectos económicos y sociales provocados por el Covid-19 en España.
Por todo lo explicado en estos párrafos, considero muy oportuno tratar el tema de estas startups que empezaron a aparecer después de la crisis financiera centradas en solucionar problemas sociales y todo ese ecosistema de aceleradoras de empresas, inversores, etc. que surgieron para impulsar ese tipo de empresas y fomentar la innovación social que es necesaria para seguir creciendo como país y hacer frente a los grandes retos sociales a los que nos enfrentamos hoy en día.
Objetivo general:
Descubrir qué tipo de empresas nacieron a raíz de la crisis económica de 2008. – Demostrar que las empresas sociales aumentaron tras la crisis financiera. – Analizar el auge de la innovación social que están implementando grandes empresas españolas como políticas de responsabilidad corporativa.
Objetivos específicos:
Analizar las primeras startups que surgieron de 2008 a 2015 y que ahora son consideradas exitosas para demostrar que nacieron para dar solución a los problemas sociales que estaba sufriendo la población en ese momento.
Descubrir las herramientas, ayudas, plataformas, programas sociales, etc. que aparecieron en España a partir de 2007 y que provocaron que aumentara el número de empresas con propósitos sociales.
Explicar el ecosistema de startups que se extendió en España tras la crisis financiera de 2008 y que hizo que proliferaran las empresas sociales.
Siguiendo la hipótesis formulada para llevar a cabo esta investigación sobre que después de la crisis financiera aumentó el emprendimiento social, podríamos afirmar que así fue, debido a las partes investigadas y como ya hemos explicado anteriormente. A raíz de la crisis financiera provocada por muchos factores, entre ellos a la falta de ética por parte de empresarios a los que solo les interesaba la maximización de beneficios económicos, al problema que hubo con los bancos y las hipotecas que engañaron a tantos clientes, la pérdida de empleo de muchos españoles por la quiebra de empresas y otros muchos más, pero en definitiva, por culpa del egoísmo, de la búsqueda del propio beneficio sin tener en cuenta a los demás y de la falta de valores éticos provocó que las empresas que nacieron en ese periodo de tiempo se alejasen de esa mala imagen que tenían las corporaciones en aquel momento y se centrasen en recuperar la confianza de los consumidores. Es por este motivo, que tanto las grandes empresas que sobrevivieron a la crisis como las que nacieron realizaron grandes esfuerzos para recuperar esa confianza y desvincularse de esa imagen negativa, centrándose en mejorar su reputación mostrándose al público más solidarias, más humanas, transparentes, sociales y reforzando sus valores positivos. Las empresas eran conscientes de que esto lo tenían que cumplir sin engañar al público y tenerlo muy en cuenta a la hora de llevar a cabo cualquier actividad, ya que, en ese momento, se empezó a dar voz a los consumidores gracias a la llegada de las redes sociales. Por eso, cualquier mala conducta por parte de la compañía hacia sus empleados o hacia el medioambiente, era fácil que sus clientes se enterasen tarde o temprano, lo que perjudicaría gravemente a la compañía en términos de ventas y reputación. Por esas razones, podríamos decir que se reforzaron las políticas de RSC, tanto, que hubo empresas que pasaron de implementarlas a volverse responsables para poder sobrevivir y ser competitivas, ya que la responsabilidad social era algo que se había quedado obsoleto con la crisis, debido a la cantidad de empresas que nacieron con el objetivo de solucionar algún problema social, la sociedad exigía más a las compañías, que eran las candidatas perfectas para ayudar al país a salir de la crisis y hacer frente a los grandes retos sociales. Por otro lado, en España, empezó a llegar en 2007 el ecosistema tecnológico que se estaba desarrollando en Sillicon Valley y comenzaron a iniciar su actividad las primeras aceleradoras de empresas. Esto hizo que fuera más fácil y económico la creación de empresas en internet, las llamadas startups, que no necesitaban un gran desembolso de dinero en el momento de su creación, pero sí requerían de la ayuda por parte de inversores para lograr escalar rápidamente. Es por eso que muchos emprendedores vieron oportunidades para crear una startup con el objetivo de ayudar de alguna forma a la población que estaba sufriendo la crisis económica, además de por razones de necesidad debido a la pérdida de empleo, ya que no tenían que hacer frente a grandes inversiones al inicio de la actividad.
Como hemos podido reflejar en la investigación, las startups que se crearon durante la crisis y que actualmente se consideran de éxito por sus grandes valoraciones económicas, más del 60% representa a las consideradas empresas colaborativas y es que esta tendencia se inició durante la crisis porque era una manera de conseguir dinero, mediante la venta de bienes de segunda mano entre personas a través de una plataforma, o ahorrando gracias a plataformas que permitían a los usuarios compartir gastos del transporte, por ejemplo.
Este tipo de plataformas colaborativas fueron posibles gracias a internet, a las redes sociales, a las nuevas tecnologías que permitieron desarrollar este tipo de empresas que ponían en contacto a distintos usuarios formando una relación de compra-venta de igual a igual (dejando a un lado la de empresa-cliente). Esto era posible debido a la confianza que se daba al usuario mediante las valoraciones a los perfiles de los usuarios de esa plataforma y los comentarios de otros usuarios. Por eso, si no hubiera existido internet ni las redes sociales no hubieran tenido éxito estas compañías. Como se señalaba en la investigación sobre las startups que nacieron durante los años de crisis y tuvieron éxito, siendo la gran mayoría startups colaborativas, estas surgieron para solucionar algún tipo de problema que estaba viviendo la población, como ofrecerles una plataforma que les permitiese ahorrar en transporte u otra que les permitiera alquilar sus pisos (que tantos españoles habían comprado antes de que explotara la crisis), por lo que podemos afirmar que sí, que se incrementó el emprendimiento social en ese momento ya que, además de solucionar algún tipo de problema a la población, estas startups se caracterizan por tener un impacto positivo en la sociedad, ya que al compartir servicios, vendiendo productos de segunda mano, etc. se reduce la huella ecológica asociada a la fabricación de esos bienes, por lo que este tipo de modelos de negocio generan una menor presión sobre el medio ambiente y sus impactos sobre la salud. Pero es que, además, hemos descubierto que la gran mayoría de esas empresas utilizaron su plataforma para llevar a cabo acciones sociales. Las empresas que se estaban creando durante la crisis eran conscientes de podían ayudar a la sociedad de alguna manera y lo hacían, todas las que nacieron tenían fuertes valores éticos y no se centraban solo en la obtención de beneficios económicos sino de ayudar de alguna manera a la población. Hemos descubierto gracias a la investigación sobre los organismos y agentes sociales que nacieron en España desde 2008 a 2015, que se dio más importancia a la innovación socia, debido a que se empezaron a crear diferentes aceleradoras de empresas sociales, durante y después de la crisis, con el objetivo de impulsar startups que diesen solución a problemas sociales, además de escuelas, grados, cursos, que formaban a emprendedores sociales y que enseñaban a desarrollar esa innovación social; inversores de impacto social, grandes compañías como BBVA o la Caixa que invertían en innovación social y apoyaban a emprendedores sociales, etc. Todas estas iniciativas con el fin de incrementar el número de empresas sociales nos hacen afirmar que efectivamente aumentó el emprendimiento social en los años de recesión económica y después de esta.
Como hemos observado en la investigación, fue en 2009 cuando empezaron a cobrar importancia las empresas sociales, debido a las aceleradoras que nacen exclusivamente para impulsar este tipo de startups, además de los inversores sociales que empiezan a interesarse por estas causas. Pero, es en 2011 cuando se incrementa considerablemente el interés por la innovación social, siendo ese año cuando lo integran en sus políticas de RSC diferentes empresas mencionadas en la investigación. Esta importancia por la innovación social, viene dada por varios factores, entre ellos se encuentra la preocupación por parte de la población por las causas sociales como son el cambio climático, la sobreproducción de plástico, la emisión de gases contaminantes, el aumento de especies en peligro de extinción, etc. Y la obligatoriedad por parte de la UE hacia las empresas de llevar a cabo prácticas de este tipo y motivando a empresas y gobiernos a invertir y desarrollar en innovación social, debido a que es la herramienta necesaria para abordar los grandes retos sociales a los que se enfrenta la población. Otra razón más para confirmar ese auge de empresas con objetivos sociales, y de innovación social es que de las startups que nacieron lo hacían con un propósito social: ayudar de alguna manera a hacer frente a algún tipo de problema que sufría la población. Debido a esa exigencia por parte de la sociedad y por la gran competitividad que existía causada por internet, que permitía a los usuarios comprar internacionalmente, las empresas más innovadoras son las que iban a triunfar en un futuro, las que consiguieran solucionar esos grandes retos a los que nos enfrentamos como sociedad. Los consumidores las elegirán porque les harán avanzar como sociedad, conseguirán tener un negocio sostenible con un impacto positivo con la sociedad y el medioambiente, por eso premiarán a este tipo de empresas y a las que no sean así las castigarán. Además de que estas empresas no tendrán que hacer grandes esfuerzos en marketing porque no les hará falta tener que convencer a los consumidores de que las elijan, ya que estos lo harán por su actividad empresarial. Concluyendo con la investigación podríamos afirmar que hubo un auge del tipo de empresas basadas en la economía colaborativa, gracias a internet que lo permitió. Este auge en este tipo de plataformas colaborativas también se dio gracias a la creatividad de los emprendedores y a la innovación social, que trataban de solucionar problemas sociales mediante modelos de negocio distintos a los que existían, como es el ejemplo de Cabify, que quisieron competir contra los taxis y sus altos precios creando puestos de trabajo más flexibles y ahorrando dinero a sus clientes, algo que hasta ese momento nadie había pensado hacer pero que gracias a la confianza que se aportaban los usuarios desde internet se pudo llevar a cabo. Además de darse cuenta los emprendedores que podían ayudar a la sociedad y solucionar problemas gracias a su actividad económica sin perder sus ganancias, lo que se convierte en algo gratificante para los emprendedores y para los usuarios que los van a elegir. Por último, que debido a las exigencia de la UE, a la población que demandaba más compromiso con las causas sociales, a la falta de ética por parte de las empresas antes de la crisis y a internet, provocó que se reforzaran las políticas de responsabilidad por parte de las empresas que ya existían y las que se fundaban lo hacían con el objetivo de solventar algún problema social o medioambiental que se estaba incrementando en esos momentos de recesión económica.