Algo que es evidente es que España lidera a nivel europeo el número de teléfonos inteligentes que existen en nuestro país. Los datos de Spain Digital Future in Focus que ha publicado ComScore muestra que el 66% de los españoles tiene un teléfono inteligente. Esto abre unas posibilidades insospechadas para ponerse en contacto con futuros clientes, complementando las acciones en redes sociales como Facebook.
Hay que tener en cuenta que los teléfonos inteligentes tienen su propio sistema operativo, por lo que las posibilidades de comunicación exceden al lacónico SMS y se centran en redes como Twitter. A pesar de todo el SMS sigue siendo, como herramienta de marketing, sumamente válida, aunque es necesario que esos mensajes de texto se puedan adaptar a los cambios que se producen en los consumidores y las nuevas formas por las cuales los clientes interactúan con las marcas.
Hay que tener en cuenta que con un SMS podemos llegar a todos los usuarios de teléfonos móviles, ya tengan estos o no conexión a internet. Intentar llegar solo a los usuarios que tienen internet en su móvil, mediante email, es ante todo una mala táctica de marketing porque dejamos sin tocar un territorio que tiene millones de usuarios.
Eso es especialmente cierto en aquellos casos en los cuales estamos trabajando en un mercado, como el de los países emergentes, en los cuales el acceso a internet desde móviles está todavía en ciernes. De todos modos hay que tener en cuenta que tener un teléfono inteligente no es sinónimo de tener acceso a la red de redes.
En cuanto a las campañas de marketing que se vehiculan a partir de SMS, hay que tener en cuenta que tenemos que enviar el mensaje a diferentes tipos de dispositivos. Por ello, el diseño responsive no es una opción sino casi una obligación de manera que el lenguaje llegue claramente a todos los dispositivos.
En lo que últimamente están abundando las agencias de publicidad y de comunicación es en integrar el SMS como un código más que se extiende en otros tipos de mensajes de comercio. De este modo el efecto de llamada a la acción, que con el SMS solo queda muy debilitado, se potencia, enviando el mismo mensaje para varios canales.