Las series españolas deben de aprovechar la oportunidad que se les presenta en el horizonte más cercano. La llegada de las plataformas OTT al mercado internacional y su imparable crecimiento muestran el camino que han de seguir las producciones españolas si quieren alcanzar el éxito y la visibilidad que se merecen fuera de nuestras fronteras.
Este tipo de plataformas y los planteamientos que estas siguen y marcan, suponen sin duda el futuro de la industria audiovisual en que las series españolas deben de fijarse y compararse. Los usuarios cada vez renuncian más a los métodos de consumo marcados por las televisiones lineales para acomodarse a unos nuevos fundamentados en la flexibilidad que ofrecen las plataformas streaming, que permiten un mayor poder de decisión y control sobre los horarios. Por ello es necesario que las productoras y cadenas de televisión de nuestro país se sumen a este cambio.
Es cierto que ya se han comenzado a percibir ligeros cambios en el modo de producción de las series españolas, pero este cambio ha de consolidarse hasta convertirse en la norma. La adaptación a los nuevos formatos de concepción, composición de temporadas y capítulos es imprescindible para que las series españolas alcancen un mayor recorrido, fluctuando de televisión lineal a OTT o viceversa, para lograr llegar al
máximo de hogares posibles. Se ha de extraer una idea en claro de esta investigación: existe la vida de las series después de lineal. El universo actual creado por las OTT permite que las series no se acaben cuando terminan su emisión en televisión tradicional, sino que pueden pasar a formar parte de un catálogo internacional. Ya han sido varios los casos en los que una serie no consigue conquistar a la audiencia en lineal, pero sí en OTT, lo cual no hay que perder de vista. Que una serie no funcione en televisión no significa que esta sea un fracaso, hay que tener siempre en mente que esa serie podrá llegar a convertirse en la nueva “La casa de papel”. Las plataformas bajo suscripción aportan un grado de exposición a las series que las televisiones es casi imposible que alcancen, o expresado de otra manera, si juegas con más papeletas es más probable que te toque el premio. Un ejemplo muy claro de este hecho lo encontramos en la serie “Las chicas de cable”, que tras su estreno en Netflix no consiguió una gran aceptación por parte del público español, pero sí logró una gran acogida por parte de usuarios de Latino América (PwC, 2018). Este planteamiento ha de complementarse a otro sin el cual no se encontraría la visión global absoluta: las audiencias actuales han de modificarse, o en su defecto, actualizarse. Los actuales métodos de medición de audiencias, como se ha expuesto en el Trabajo de Investigación, no logran representar de manera fidedigna los nuevos métodos de consumo, y por tanto dificultan una mayor comprensión y conocimiento del mercado televisivo actual. Los usuarios han modificado sus métodos de consumo trasladándolos a tablets y smartphones. La atención focalizada y absoluta en un único contenido audiovisual parece estar reservada exclusivamente para las salas de cine y a veces ni en estos casos. Los usuarios actuales cada vez consumen más contenido de manera simultánea, de manera que cuando están viendo una serie, también están ojeando al mismo tiempo las redes sociales. Toda esta información en su mayoría se pierde, dejando un espacio en blanco que nos ayudaría a comprender mejor a la audiencia. Por tanto, si las audiencias no son capaces de evaluar correctamente si un contenido está funcionando, ¿deberían dejar de ser empleadas como el máximo indicador de decisión del éxito o fracaso de una serie? El modo de consumo ha cambiado, y por tanto las audiencias deberían de cambiar con él, integrando nuevos indicadores e incorporando de manera más fidedigna aquellos que ya se contemplan de menor peso, como la audiencia social, para conseguir de esta manera una visión más global y fidedigna que permita además en cierto grado la comparación con las OTT. Hasta que este cambio se produzca, las productoras y las cadenas de televisión han de ser conscientes de que existe una nueva realidad de consumo que no se ve representada por las audiencias y que los consumidores buscan otro tipo de contenido más personalizado (como las series nicho) con el que poder interactuar y con características más similares a las ofrecidas por las plataformas over the top.