En una entrevista al Portal Infobae, el consultor político español Antoni Gutiérrez-Rubí habló acerca de la post verdad, elegida como la palabra del año anterior por el Diccionario Oxford y explicó por qué la tendencia para este 2017 tiene que dejar de ser que “la mentira sea más atractiva que la verdad”.
Gutiérrez-Rubí explicó que la llamada ‘posverdad’ hace referencia al momento cuando el prejuicio es más importante que el juicio, un fenómeno que en esta época se está agudizando en un escenario de engaños y desinformación.
“Cuando tus «apriorismos», tus manías, tus prejuicios en definitiva, son tan importante para ti que no estás dispuesto a ponerlos en cuestión por el dato, la verdad, la evidencia o el hecho. ¿Por qué es tan importante el prejuicio? ¿Por qué es tan importante la post verdad o la mentira para la gente? Porque es confortable. Porque es mejor vivir engañado que descubrir la verdad”, aseguró el consultor al portal argentino.
Y añadió que “esa confortabilidad hace que muchos electores no deseen ni ser contrastados por la evidencia, ni por el hecho; que no deseen ser desmentidos y prefieran vivir en el prejuicio que les hace sentir cómodos y confortable. No tienen que dar explicaciones, no tienen que cambiar. No tienen el coste psicológico, emocional e intelectual de cambiar. En tiempos de incertidumbres, dudar es complicado. La gente busca certezas fáciles y rápidas aunque sean mentiras”.
‘El antídoto para la mentira’
Por su parte, Jorge Selaive, economista jefe de BBVA Chile, dio algunas pistas del camino para conseguir ‘el antídoto para la mentira’. En el artículo, “¿Quién tiene la verdad en un mundo post-verdad?”, el economista entrega siete consejos.
1. No se trata de evaluar con desconfianza todo aquello que circula en los medios tradicionales y redes sociales.
2. Capturar el mensaje profundo de las post-verdades. Explica que “construir mentiras sobre una intrínseca verdad también parece ser una de las maneras de aquellos que apelan a la estrategia de la post-verdad. En ese caso, el rol de todos debería ser compasivo, comprensivo y de enseñanza. Rescatar la ‘verdad pura’ de un mensaje violento y populista, ayudando desde el ámbito privado y público a separar lo falaz de lo fehaciente”.
3. Exigir más de aquellos que están capacitados y llamados a entregar información fidedigna. “Cuando un político, empresario o líder de opinión hace promesas o afirmaciones basadas en diagnósticos ausentes de veracidad, se abre un enorme espacio para la descomposición social. Se genera un ambiente de tensión entre técnicos y políticos, donde aquellos menos informados se polarizan”, indica el economista.
4. Tomar con seriedad nuestros ámbitos de acción, aunque estos sean pequeños. El autor explica que “círculos de personas tienen lazos con otros a través de algunos miembros y ellos pueden ser claves transmitiendo o simplemente repitiendo post-verdades”.
5. Reaccionar con calma en las redes sociales y ámbito público ante afirmaciones que apelen a creencias o emociones.
6. Dejar el ego de lado y admitir cuando se ha cometido un error. Explica que “contribuir a la exactitud para aquellos con cierta formación científica es un deber y no una opción”.
7. No pensar que el consenso es sinónimo de conocimiento. Según advierte Selaive, “que muchos en las redes, medios de información masiva e incluso en el hemiciclo estén en completo acuerdo no significa que la afirmación sobre la que se tiene consenso sea una verdad”.
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