Las redes sociales se han convertido en un pilar fundamental en nuestras vidas. Ya sea
para comunicar, compartir, informar e incluso para comprar son una herramienta tan
importante que no se puede obviar la fuerza e influencia de las redes sociales en nuestro
ámbito diario.
El 92,1% de personas entre 16 y 64 años utiliza el smartphone para navegar por Internet,
lo que conlleva a que seamos capaces de estar conectados en todo momento y tengamos
la posibilidad de aprovechar todas las oportunidades que nos ofrecen las redes sociales al
instante desde cualquier parte del mundo (We are Social, 2022).
En el mismo estudio se analizan las grandes razones por las que los usuarios de Internet
utilizan las redes sociales. Casi para la mitad de los usuarios lo más importante es estar
en contacto con sus seres queridos (47,6%) mientras que un 34,8% de los usuarios lo
realizan para estar informado sobre las ultimas noticias y encontrar contenido
informativo.
El uso que damos a las redes sociales es diverso y es innegable la importancia que están
adquiriendo en las tomas de decisiones que los individuos realizan en su día a día. Lo
que es una realidad es que la media de tiempo invertido en redes sociales aumenta cada
año y este 2022 se ha situado en un total de 2h 29 minutos diarios según el mismo
informe. Además, la tendencia va en aumento.
Hoy, las redes sociales permiten estar al día y saber en todo momento la última
información respecto a un tema y tendencias actuales, y más específicamente en Twitter,
red social en la que sus usuarios de forma breve comparten todo tipo de información y
conocimiento a sus seguidores.
Por esta razón, el hecho de querer estar actualizado constantemente ha generado que cada
vez haya más individuos que utilizan Twitter con el afán de compartir ideas, información,
noticias sobre actualidad o eventos sin ser necesariamente expertos o profesionales en el
sector. Ha sido precisamente el uso generalizado de estas redes lo que ha transformado la
manera de crear, consumir y compartir la información. Este hecho acarrea que cualquiera
tenga la posibilidad de opinar, influir en sus seguidores y compartir opinión sin tener el
conocimiento suficiente, incluso en ocasiones con la intención de crear confusión, engaño
y desinformación.
La finalidad de la investigación es analizar y reflexionar si Twitter es realmente
responsable socialmente sobre las consecuencias que puede causar a una sociedad en
conjunto. Al fin y al cabo, Twitter es una comunidad de 486 millones de usuarios, según
el último informe de Hootsuite, donde los usuarios se reúnen para mantenerse al día,
seguir y conocer las tendencias del momento y para mantener las relaciones sociales en
línea, entre otros usos.
La plataforma no deja de ser un medio para entablar relaciones que reúne puntos de vista
muy dispares. Esto conlleva a que la plataforma tenga que ofrecer un servicio seguro y
de calidad para proteger a sus “invitados” de los efectos negativos y los peligros actuales
que abundan en las redes sociales; ya sea desde la adicción, la desinformación, el abuso
psicológico, entre otros.
Este tipo de plataforma de comunicación masiva tiene el poder de influir en la opinión de
muchos usuarios y en la forma en la que se crean debate y discusiones importantes y cómo
los usuarios forman su punto de vista. Es por eso que este trabajo tiene como finalidad
reflexionar, especialmente, sobre el reto de la desinformación y los bulos en Twitter, para
considerar, tras analizar las medidas y acciones, si esta plataforma es responsable
socialmente y si, en concreto, ofrece un producto transparente, seguro y de calidad al
usuario el cual pueda navegar con la seguridad de que no va a ser afectado por este aspecto
negativo de las redes sociales.
Tras el análisis de la investigación documental realizada sobre los recursos, medidas y
funciones que proporciona Twitter sobre Twitter Blue, se puede confirmar que se
necesitan unos requisitos añadidos para optar a esta suscripción que elevan el control que
tiene Twitter sobre las cuentas. Twitter necesita un número de teléfono verificado para
minimizar los riesgos de suplantación de identidad, más allá de que el usuario no pueda
realizar cambios durante 30 días en la cuenta del usuario para mantener la integridad de
esta.
Teniendo en cuenta otro punto de vista, el 73,1% de los participantes encuestados,
confirma que Twitter Blue puede llegar a ser efectiva al evitar la creación de cuentas falsas
o la suplantación de identidad al vincular a los usuarios con una cuenta verificada, esto
podría tener un efecto positivo en términos de confianza.
En esta misma visión se encuentra la opinión de Javier Prieto el cual confirma en la
entrevista realizada que visualiza un entorno más seguro y confiable. Imagina a la larga
una reducción significativa de cuentas falsas que difunden desinformación al requerirse
mayor nivel de verificación de identidad y autenticidad por parte de los usuarios, aunque
actualmente no haya percibido un cambio al respecto.
Aun así, si bien el cambio de modelo a través de Twitter Blue puede ser un paso en la
dirección correcta, Javier matiza que la desinformación y el contenido falso son
problemas complejos y multifacéticos y que, bajo su punto de vista, esta suscripción no
está realizada específicamente para llevar un control de cuentas.
A su vez, existe otra opinión de peso por la experta Patricia Escalona que analiza los
problemas de esta verificación con Twitter Blue. Menciona el caso de una cuenta falsa de
la presidenta de la Comunidad de Madrid (Véase Anexo 4), etiquetada como parodia, que
genera confusión al hacerse pasar por Isabel Díaz Ayuso. Cuentas así abundan en la
plataforma y critica que pueda afectar a la credibilidad los contenidos verificados.
Desde su experiencia, afirma que al no ser una cuenta que suplante una identidad en
concreto e incumpla la normativa, pueda actuar bajo una cuenta parodia sin ningún temor
a que sea eliminado de la plataforma. Es por ello por lo que Patricia considera que estos
usuarios premium deberían cargar con una responsabilidad mayor.