El 14 de marzo de 2020 entró en vigor una situación nunca vista antes en nuestro país: un confinamiento domiciliario. Esta medida se tomó con el objetivo de frenar la escalada de casos de Covid-19 que asolaba nuestro país. La obligación de los ciudadanos de permanecer en el domicilio y no salir salvo en casos esenciales, sumada a la incertidumbre laboral y social, provocó en muchos ciudadanos patologías como el estrés, ansiedad o incluso depresión. En cifras, el 41% de la población sufrió algún tipo de malestar psicológico. Casi la mitad de las mujeres españolas padecieron en algún momento ataques de ansiedad y un 36% de los hombres experimentaron sentimientos depresivos (Lasa, y otros, 2020).
En este contexto de estrés y malestar psicológico, uno de los principales métodos de entretenimiento de los españoles fue el ejercicio físico. El deporte se convirtió en un medio para pasar el tiempo, un método de socialización online y un recurso para mejorar la salud mental. El ejercicio físico mejora la autoestima, la confianza y la estabilidad emocional. De hecho, se ha comprobado que los adultos que practican ejercicio físico gozan de una salud mental muy superior a la de individuos más sedentarios (Tekin & Akandere, 2004).
La situación de confinamiento domiciliario reinventó lo virtual, siendo esta casi la única manera de comunicarse. El consumo de redes sociales en nuestro país aumentó hasta un 87% de usuarios entre la población española. El tiempo medio de uso aumentó hasta casi el doble que el año anterior y las apps de entretenimiento como Twitch o HouseParty vivieron su punto álgido (IAB Spain, 2020). Las cuentas de influencers se convirtieron en el segundo tipo de cuenta de redes sociales más seguido después de las personas del entorno y orientaron su contenido hacia el entretenimiento.
Entre las cuentas de influencers, encontramos el perfil en el que va a centrarse esta investigación: los influencers fitness. Los influencers de la actividad física son personas, que viven directamente de sus redes sociales y tienen una gran capacidad de influencia en sus seguidores (Piedra, 2020). Este tipo de cuenta, vivió una gran oportunidad con los potenciales usuarios en sus casas sin poder acceder a ningún otro medio de deporte. El 56% de los vídeos consumidos en redes sociales fueron tutoriales (IAB Spain, 2020), por lo que se puede deducir que muchos de estos contenidos estaban relacionados con la práctica del ejercicio.
El poco tiempo de antelación con el que se anunció el estado de alarma y la existencia de personas contagiadas de Covid-19 en algunos hogares fueron dos factores que impidieron que el tiempo medio dedicado al ejercicio físico por los ciudadanos de nuestro país fuera inferior a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (Fernández-Rio, Cecchini, Méndez-Giménez, & Carriedo, 2021). A pesar de este dato, el objeto de esta investigación es ahondar en el ejercicio físico practicado por los españoles de 18 a 30 años gracias a diferentes cuentas de redes sociales y si este período trabajando su actividad física de este modo afectó a sus conductas posteriores.
Objetivo general:
El objetivo general de esta investigación es descubrir el impacto del confinamiento en la práctica del ejercicio físico a través de las redes sociales por la población joven.
Objetivos específicos
Los objetivos específicos de esta investigación son los siguientes:
OE1: Medir el impacto del confinamiento en diferentes cuentas en redes sociales dedicadas al fitness.
OE2: Descubrir los hábitos de ejercicio físico de la población joven en este período.
OE3: Describir las diferentes estrategias digitales que emplearon estas cuentas.
El confinamiento domiciliario vivido en 2020 a causa de la Covid-19 fue un período de tiempo que sin duda recordaremos durante toda nuestra vida. Este momento cambió la perspectiva que podemos tener del mundo y de la vida e indujo muchos cambios. En esta investigación se ha pretendido ahondar en uno de los más relevantes: el deporte online. Dado que este máster versa sobre redes sociales, se ha ido un paso más allá, investigando el papel de las redes sociales en el ejercicio físico en el período ya citado. Además, se han mencionado otros temas de interés relacionados como la salud mental durante el confinamiento, la relación entre los jóvenes y las redes sociales o el papel del ejercicio físico en la población. Todas estas cuestiones han servido para perseguir los objetivos y comprobar las hipótesis expuestas al principio de esta investigación.
El objetivo general se ha conseguido con creces, analizando de manera objetiva, a través del marco teórico y la encuesta, y subjetiva, a través del grupo de discusión, el impacto del confinamiento en el ejercicio físico que realizan los jóvenes a través de las redes sociales.
También se han logrado dos de los objetivos específicos, ya que se ha conseguido cuantificar el impacto del confinamiento en las cuentas de redes sociales dedicadas al fitness y se ha ahondado en el ejercicio físico que llevaron a cabo los jóvenes en este período.
Uno de los objetivos específicos no se ha logrado ya que, en primer lugar, no se ha considerado finalmente un asunto de gran relevancia y, en segundo lugar, no se han obtenido datos concluyentes al respecto en ninguno de los dos trabajos de campo, ya que ninguno de los participantes percibió las estrategias que podían estar llevando a cabo estos creadores de contenido.
A raíz de los resultados se puede concluir que los jóvenes, en su mayoría, no practican más deporte virtual desde el confinamiento. Se suele tener una idea de persona joven enganchada a las redes, aislada y dependiente que emplea las redes en todos los ámbitos de su vida. Sin embargo, los resultados que arroja la presente investigación son de sociabilidad por encima de conectividad. Los jóvenes priorizan el tiempo de ocio con personas cercanas, prefieren la actividad física al aire libre y los deportes colectivos. Si bien es cierto que algunos emplean las redes en el ámbito del deporte, prácticamente nadie ha continuado con el ejercicio virtual del confinamiento. A pesar de que todos usan redes sociales en su vida diaria, las redes son sólo una forma de conexión con lo más importante para ellos: su gente más cercana. Esto significa que la primera hipótesis no ha sido refutada.
La segunda hipótesis, sin embargo, sí que ha quedado demostrada. La población joven no se deja tanto llevar por los influencers fitness como por sus entrenadores o preparadores. Aunque emplean vídeos y guías de estos creadores de contenidos para mejorar su técnica o coger nuevas ideas de ejercicios, una vez más prima la presencialidad y prefieren un trato más tradicional. Además, se observa cierto recelo ante una figura que, en ocasiones, perciben que no es del todo fidedigna. Por último, estos creadores tampoco son reconocidos verbalmente y muy pocos siguen mejorando sus métricas.
En definitiva, esta investigación derriba prejuicios sobre la población joven y arroja luz sobre un tema aún muy poco estudiado.
La combinación de temas tan recientes ha sido la principal limitación de este trabajo, ya que faltaba bibliografía en algunos aspectos como las redes sociales más emergentes o el impacto del confinamiento en el deporte.
Para concluir, queda añadir posibles líneas de trabajo futuras. Sería de gran interés una aproximación sociológica al mundo de los gimnasios, ya que casi todos los jóvenes han acudido a uno y existen confrontaciones y diversas opiniones y ambientes. Otra línea a investigar podría ser la relación entre la precariedad laboral juvenil y la falta de ejercicio físico, una relación resaltada por algunos de los encuestados, y el cambio de perspectiva ante las redes sociales por parte de los jóvenes en esta nueva década.