La característica principal que define el estudio de la cultura política es la creciente complejidad de su abordaje, más allá de los espacios comunes en el tratamiento y análisis de la misma. De igual modo, el análisis del comportamiento político comparte muchos de esos problemas, fundamentalmente porque su tratamiento ha evolucionado a la par que los cambios en las distintas corrientes politológicas, psicológicas o sociológicas.
Si bien desde los inicios de su estudio el énfasis se ha puesto en el conocimiento de las instituciones y mecanismos de participación o de contacto del ciudadano respecto a la esfera de lo político, es desdela instauración de los sistemas democráticos cuando se empieza a tratar de una manera mucho más sistemática el estudio del comportamiento político, sobre todo enfocándolo desde los procesos de participación democrática y en especial, las elecciones. Evidentemente, este énfasis parte de la evolución y el paso de instituciones de democracia directa a la llamada democracia representativa y que contempla entre sus mecanismos de representación y legitimación la celebración de procesos de elección de representantes.
Si bien se considera que ésta es el modo más generalizado y común a la hora de estudiarlas formas de participación política, no debemos olvidar que existen otras formas además de la electoral y, por tanto, no es el único modo en que los ciudadanos ejercen su participación. En cualquier caso, el paso hacia sistemas democráticos de representación directa establece un nuevo eje en las relaciones que mantienen los ciudadanos con el poder, que se encuentran estrechamente relacionadas con la cultura política y la cultura cívica. A la hora de analizar las formas de comportamiento político pretendemos explicar la naturaleza del ciudadano y los mecanismos fundamentales por los que el mismo decide, ya sea como expresión de sus derechos en las democracias representativas, la participación política o el comportamiento electoral.
Debemos partir de la idea de que los primeros estudios electorales para explicar el comportamiento electoral fueron análisis agregados en los que los investigadores intentaban explicar el comportamiento electoral a partir de resultados en las elecciones propiamente, es decir, sobre la suma de los votos que han sido emitidos y contabilizados en un colegio electoral, en un municipio, en un distrito, en un país, etcétera.
Pero es a partir del empleo de la técnica denominada encuesta para la recogida de datos, cuando se permite elaborar modelos explicativos del comportamiento electoral basado no sólo en las características socio-demográficas de los individuos, sino también en las características individuales de comportamiento del propio individuo, que si bien presenta sus limitaciones, puesto que los propios individuos son seres sociales y no cabe duda que los contextos en los que viven deben tenerse en cuenta, ya que tendrán un impacto considerable en su comportamiento electoral. Al mismo tiempo, se debe remarcar la importancia de los barómetros de opinión y centros de análisis político que contribuyen de manera notable al conocimiento y estudio en el campo sociopolítico, pues se ha producido una proliferación de partidos “catch all party” (partidos “atrapalo todo”, en español), que basan su fundamentación en la búsqueda de atraer votantes de diversos puntos de vista e ideologías, pretendiendo captar un electorado mucho más amplio.
Surge un proceso muy interesante en la comunicación política, con el uso que hacen del marketing político, que conlleva a la aparición delos “partidos cártel”2, que se introducen en un contexto de tensión y sobre todo de la mano de la burocracia estatal que llega incluso a colonizar el ámbito de los partidos políticos, convirtiéndose en agencias especializadas donde hay políticos, no por vocación, si no por formación, el denominado político profesional. Estos partidos no se financian tanto de los afiliados sino, más bien, de las ayudas de instituciones estatales y estos partidos se mueven más que por la ideología, son una derivación de los “partidos atrapalo todo”, por quién está mejor preparado, quién capta más la atención del electorado y es capaz de trasladar sus intereses políticos a la ciudadanía.
De esta forma, este estudio también plantea explicar este proceso que se está produciendo en la sociedad española, con unos partidos políticos que cada vez abandonan más la ideología por la comunicación y el marketing político y cómo estas herramientas marcan su deriva electoral, haciendo especial énfasis, en el partido político Ciudadanos (Cs).
Objetivo general
El objetivo principal consiste en la construcción de un marco multidimensional que nos permita medir y explicar el comportamiento electoral de los votantes de Ciudadanos y su hundimiento solo superado por el de la formación política, Unión de Centro Democrático (UCD), en las elecciones generales de 1982. Ciudadanos se dejó cuatro de cada cinco asientos que poseía, para sumar tan solo 10 diputados en las elecciones generales del 10 de noviembre, después de lograr en las anteriores elecciones de abril los mejores resultados del partido hasta la fecha, con 57 escaños. Para ello, pretendemos realizar un análisis que contemple la multitud de factores que inciden en el comportamiento electoral, empleando las teorías explicativas que la Ciencia Política y la Sociología nos ofrece y que nos permiten conocer lo que influye a los ciudadanos cuando acuden a votar.
Objetivos específicos
En primer lugar, se pretende construir un modelo explicativo que nos permita comprender el perfil del votante de Ciudadanos en cada proceso electoral de 2019 a nivel nacional y que esclarezca los factores sociales, socio-demográficos y económicos que influyeron inevitablemente en el comportamiento electoral de los españoles a la hora de su derrumbe electoral. De igual modo, ante la importancia que adquiere conocer los factores que determinan el voto a la hora de realizar campañas electorales o conocer la estructura política y social de España, este trabajo resulta de un gran interés para conocer por qué un gran número de votantes eligieron a Ciudadanos en las elecciones de abril y más tarde, en las elecciones de noviembre, se fueron hacia otras formaciones políticas o directamente no fueron a votar.
Por último, teniendo claro los factores que determinaron el batacazo electoral de Ciudadanos y la consiguiente dimisión de Albert Rivera como líder del partido, queremos conocer el peso de cada uno de los factores en los dos ciclos electorales analizados.
•Estudiar el porqué de los cambios que se den en el discurso partidista.
Ciudadanos afrontaba la repetición electoral afirmando que sus escaños estarían a disposición de otros partidos para poner “España en marcha”19–lema de la campaña electoral del 10 de noviembre-y evitar así el bloqueo político que había tenido como consecuencia la convocatoria de nuevas elecciones generales en solo seis meses, tras una legislatura fallida –la segunda en la historia democrática de España, después de la XI Legislatura de España de 2016-, que finalizó con una nueva convocatoria de elecciones y la consiguiente victoria popular de Mariano Rajoy.
Las encuestas electorales previas mostraban un grave retroceso electoral de Ciudadanos con respecto a abril, pronosticando una caída de casi el 50% de su techo electoral-más de siete puntos sobre el 15,86% del 28 de abril-, encarando la última semana de campaña con una media estimada por debajo del 9% de los votos y que seguía una clara tendencia descendente, pronosticando hasta 40 escaños menos, es decir, una reducción del 74% en el número de diputados con respecto a las elecciones previas -barajando los últimos sondeos una horquilla que oscilaba entre 17-14 escaños-.
En unas elecciones donde se mantuvieron prácticamente sin cambios el número de votos por cada bloque, izquierda y derecha, obteniendo 10,42 y 10,39 millones de votos, respectivamente, la volatilidad entre partidos solo podía apuntar a una dirección: intragrupos, es decir, entre los votantes del mismo bloque ideológico. Con un electorado menos fiel que sus competidores del bloque derecha, Ciudadanos apenas retuvo al 32% de quienes le apoyaron el 28 de abril, 1,3 millones de sufragios de los más de 4,1 millones recogidos meses antes, la misma cantidad que habría ido hacia el Partido Popular ya Vox.(Garrido, Hugo., 2019).
Ciudadanos logró en las elecciones del 28 de abril el voto de buena parte de los electores de centro-derecha que tradicionalmente pertenecían al PP, de hecho Albert Rivera consiguió ser el ganador del debate electoral celebrado durante la campaña electoral de abril para un 22,3%de los votantes populares e incluso obtenía un 5,6 de valoración y un 11,6%de simpatía entre los electores del PP.
Pero su incoherencia discursiva y su tibieza a la hora de mantenerse firme en su negativa a llegar a cualquier tipo de entendimiento con el PSOE como había prometido durante la campaña electoral de las generales de abril y que había sido clave para competir con los populares por el voto de centro-derecha, se vino abajo cuando a última hora Ciudadanos levantó el vetos el 10 de noviembre la derecha no sumaba para gobernar, unos días antes de que Pedro Sánchez decidiese convocar nuevas elecciones, dada la imposibilidad de alcanzar algún tipo de acuerdo de gobierno o investidura con el resto de formaciones políticas.
De esta forma, la confianza del electorado conservador se derrumbó y explica como muchos de los votantes que habían optado por la formación de Ciudadanos el 28 de abril la abandonaron en la repetición electoral de noviembre, para irse a otras formaciones políticas del mismo bloque derecha, que conecta con el alto porcentaje de votos que se estima que perdió a favor de Vox y el PP, especialmente, como se desprende de la tabla sobre el transvase de votos de la formación naranja.
Esta explicación se apoya también en el hecho de que el elector de Ciudadanos suele dudar entre votar por Ciudadanos y el PP(42,3% en abril y 42,4% en noviembre) y por Vox (18,6% en abril y 13,1% en noviembre), validándose la primera hipótesis del trabajo. Respecto a la segunda hipótesis, la ya por si ardua tarea de Ciudadanos por mantener el equilibrio ideológico que permitiese retener al electorado prestado de derechas y continuar con su visión de partido centrista se vino al traste, ya que la negativa a sentarse con Vox para llegar a acuerdos de investidura, y más sabiendo que su líder Santiago Abascal se situaba como el tercero mejor valorado por los votantes de la formación naranja y que para el 13,3%de sus votantes le daban como ganador del debate electoral de la campaña electoral de noviembre, hicieron que muchos de sus electores no revalidasen su voto por Ciudadanos en la repetición electoral.
Así pues, la autoubicación ideológica de la formación naranja, que según el análisis de la presente investigación pasaba del 7 en la escala 1izquierda-10 derecha para las elecciones del 28 de abril a un 6,7 después del 10 de noviembre, demuestra la pérdida de esos votantes por parte de Ciudadanos. En este sentido, la tensión máxima vivida después de los disturbios de Barcelona provocó que Vox, una formación con una línea discursiva más dura que la de Ciudadanos en cuestiones territoriales y de unidad de España, compitiese de tú a tú por arrebatarle los votos de los electorales del centro-derecha y derecha que poseía la formación naranja, teniendo en cuenta que el conflicto territorial y la cuestión catalana son factores clave en la expansión a nivel nacional de Ciudadanos.
A esto hay que añadirle la exhumación de Franco, un tema que dividía profundamente a la sociedad española entre el bloque de derecha que rechazaba la exhumación y el bloque de izquierdas que apostaba por ella. En esta tesitura se encontraba Ciudadanos, un partido muy débil ideológicamente con respecto a esta cuestión, ya que se había posicionado a favor de su salida y que siguió apoyándola hasta su definitiva exhumación pero con matices, debido a su proximidad con el inicio de la carrera electoral, pues se realizó el 24 de octubre de 2019y sabiendo del rechazo que generaba entre sus votantes más conservadores.