El presente Trabajo de Fin de Máster pretende clarificar el papel que pueden desarrollar los medios de comunicación de masas sobre la vida de un determinado colectivo. En este caso, se ha elegido como objeto de estudio la población española que padece algún tipo de trastorno psicológico y cómo la imagen proyectada a través de los medios de comunicación a los que el grueso de la sociedad acude para informarse puede condicionar la vida de estas personas. Con el paso del tiempo queda cada vez más patente que “el medio es el mensaje”, planteamiento acuñado por el filósofo canadiense Marshall McLuhan a mediados de los años 60. Han transcurrido varias décadas desde que este filósofo escribiese esta premonitoria frase en su obra ‘Comprender los medios de comunicación: Las extensiones del ser humano” el académico destacaba el papel que cumple el propio medio de comunicación en el entendimiento de un individuo acerca de la información que se le ofrece.
Este hecho cobra un carácter especial cuando se trata de personas sometidas a tratamiento dentro del área de la Salud Mental. Estos individuos no solo deben lidiar con sus propias afecciones -como cualquier otra persona con algún tipo de enfermedad-, sino que además viven sometidas a la evaluación constante, y en muchos casos con altos grados de prejuicios, tanto de la sociedad como de aquellos que forman parte de su entorno. Esto repercute en su calidad de vida, que se ve aún más deteriorada. Es por esto que los medios de comunicación deberían mostrar un especial cuidado en el empleo de términos o tratamiento de informaciones que puedan afectar a la imagen pública de las personas que padecen un trastorno mental.
Los medios de comunicación tienen una funcionalidad, entre otras, en la sociedad actual: proveer de información a la población. Debido al papel que juegan dentro de las sociedades, los medios de comunicación deben procurar ofrecer una visión concisa y plural de los hechos que tienen lugar en el mundo, con especial atención de aquellos colectivos que pueden resultar más vulnerables. Tal y como explica la Confederación de Salud Mental España en una entrevista realizada para la elaboración de este trabajo: “los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la percepción que la sociedad tiene de la realidad. Por lo tanto, tienen la capacidad de reforzar prejuicios y estereotipos, pero en la misma medida también pueden luchar contra ellos”. En este sentido y para la realización de este trabajo se han elegido diferentes metodologías complementarias para conseguir una imagen fidedigna del panorama.
Por un lado se ha llevado a cabo el análisis de diferentes obras y artículos realizados sobre la materia que nos compete, tanto del ámbito de la psicología como de las ciencias de la información. Estos análisis se han visto complementados por una serie de encuestas realizadas a una muestra de población de amplio espectro, en las que se ha preguntado acerca de la percepción que tiene el propio encuestado sobre cómo los medios de comunicación modelan la imagen de la población con trastorno psicológicos o psiquiátricos. Para conocer de primera mano cuáles son las impresiones de aquellos que forman parte de estos colectivos se han llevado a cabo una serie de entrevistas personales a investigadores y asociaciones que buscan mejorar la imagen pública y las condiciones de vida de los pacientes.
Objetivos
Objetivo General
Observar si la información vertida por los medios de comunicación continúa perpetuando los estigmas asociados a la enfermedad mental y los individuos que la padecen.
Objetivos específicos
Establecer la relación existente entre la permanencia del estigma asociado en la población a la enfermedad mental con los medios de comunicación.
Investigar consideraciones de la ciudadanía en cuestiones formales de elaboración de la información en noticias relacionadas con la enfermedad mental.
Establecer el impacto de las nuevas tecnologías de la información en las consideraciones sociales sobre la enfermedad mental y sus pacientes.
Conclusiones
Esta investigación demuestra que la primera de las hipótesis planteadas al comienzo se cumple de manera generalizada. En primer lugar, el rastreo de noticias ha revelado que la gran mayoría de piezas periodísticas relacionadas con la Salud Mental no cumple con los estándares de calidad y veracidad planteados por las organizaciones que pretenden desestigmatizar a las personas que padecen trastornos mentales.
A día de hoy, muchas de las noticias que versan sobre un acontecimiento trágico en los que se ha visto involucrado una persona con trastorno mental, esquizofrenia principalmente, profundizan en este aspecto. A pesar de no contar en profundidad cuáles eran los condicionantes de este individuo con respecto a su patología, se menciona su condición como un hecho causal del propio siniestro cuando se ha demostrado que estas personas no tienen viven una mayor cantidad de episodios violentos a causa de su enfermedad.
En este sentido de la mala praxis periodística, se ha observado que, en la lucha por la acumulación de tráfico web y la inmediatez, los famosos con algún tipo de afección mental obtienen titulares sensacionalistas al respecto. En cuanto a estas noticias en concreto, hay que destacar que existen artículos en los cuáles se muestra un acercamiento sincero por parte de los periodistas a la hora de informar de las afecciones concretas y contextualizar sus causas. A modo de refutación parcial, es necesario indicar que también se publican noticias que sí reciben un tratamiento adecuado en base a las recomendaciones de los expertos, aquellos temas relacionados con la actualidad del momento y la Salud Mental suelen ser los mejores ejemplos.
Las necesidades informativas de la sociedad en un momento o circunstancia concreta hacen que los medios de comunicación mantengan un compromiso más firme a la hora de dar los detalles necesarios en cuanto los trastornos, por ello es habitual encontrar piezas extensas, bien documentadas y con el testimonio de algunos agentes implicados en la materia. Como aspecto a tener en cuenta, son los medios de comunicación públicos los que buscan informar de una forma más ajustada y veraz las circunstancias que rodean a la enfermedad mental. Se confirma la segunda de las hipótesis planteadas, en la que la falta de un contexto adecuado en la información provoca que la sociedad asimile una imagen errónea de los trastornos mentales.
Se ha observado que aquellas personas cuyos medios de comunicación de referencia los constituyen la televisión y las redes sociales son más tendentes a mantener determinados prejuicios con respecto a las enfermedades mentales. Aspectos como la consideración en cuanto a la gravedad de una afección varían sustancialmente cuando las personas se informan mediante estos medios. Al ser los medios de comunicación empleados por la mayoría a la hora de consumir información, el número de personas que se ven condicionadas por una falta de contexto informativo es mucho mayor. Por el contrario, tanto los expertos entrevistados como los encuestados consideran que la prensa escrita es uno de los medios en los que mejor información se puede encontrar a este respecto.
Vinculando la tercera hipótesis con el consumo de contenidos relacionados con las enfermedades mentales, llama la atención el escaso porcentaje de penetración que tiene la información emitida por los agentes implicados en la mejora de las condiciones de vida de los enfermos mentales. A pesar de esta falta de contacto directo con personas diagnosticadas con alguna patología mental o con profesionales vinculados a esta área, la población dispone de una opinión al respecto incluso sin conocerla de primera mano. En cambio, imágenes prefabricadas y basadas más en la leyenda negra que en hechos contrastados, como las que se pueden obtener del cine o la literatura, son las que la gente considera que tienen un mayor altavoz en la sociedad. Esto supone un grave peligro para la desestigmatización de estos colectivos ya que, en lugar de aproximar una imagen real y fidedigna de lo que es vivir con un trastorno mental, son los guiones creados para las taquillas de los cines los que moldean el imaginario sobre los enfermos.
Uno de los hechos más sorprendentes y positivos es la falta de ligazón por parte de la sociedad en cuanto a la información relacionada con la Salud Mental y las páginas de sucesos. En contra de lo expresado por los expertos y por varios artículos científicos, parece que el común de las personas cada vez asocia la información de Salud Mental con las informativas que le corresponden –infamación sanitaria y social -. Esto entra en conflicto con lo expresado anteriormente en cuanto los contenidos rastreados, porque pareciera que los medios de comunicación siguen empeñados en relacionar a los enfermos mentales con episodios de violencia a pesar de que su público se encuentra en las antípodas de este planteamiento.
A tenor de los resultados obtenidos tras la investigación, queda patente que la opinión pública está bastante concienciada de la precaria atención que reciben estos colectivos. Es un consenso generalizado en la sociedad y que repercute directamente en la visibilización de estas personas. A este respecto hay que mencionar que viene ligada a este hecho la queja de encontrar un tono paternalista en las por parte de las asociaciones de afectados.
Como se ha demostrado, la consideración que tiene la mayoría de las personas de los enfermos mentales condiciona de una manera muy importante cómo va a ser la vida de esa persona. ¿Cómo y con quién se va a relacionar?, ¿hasta donde va a poder progresar de forma individual?, ¿en qué momento podrá explicar cómo vive su dolencia?, etc. Son algunos de los interrogantes con los que tendrá que lidiar un enfermo mental en su día a día inevitablemente y la responsabilidad de los medios de comunicación al respecto es llevar a cabo una estrategia de normalización que mejore las condiciones de vida de todos los afectados. Parece que aún falta un largo camino por recorrer en cuanto a la desestigmatización efectiva de los enfermos mentales en los medios de comunicación, pero poco a poco se van dando pasos en la buena dirección para que esto sea posible en un futuro cercano. Solo falta que todos los implicados en el proceso informativo combinen las sinergias adecuadas para que cuando alguien oiga hablar de una enfermedad mental no caiga en prejuicios del todo rebatidos por la ciencia.
Objetivo General
Observar si la información vertida por los medios de comunicación continúa perpetuando los estigmas asociados a la enfermedad mental y los individuos que la padecen.
Objetivos específicos
Establecer la relación existente entre la permanencia del estigma asociado en la población a la enfermedad mental con los medios de comunicación.
Investigar consideraciones de la ciudadanía en cuestiones formales de elaboración de la información en noticias relacionadas con la enfermedad mental.
Establecer el impacto de las nuevas tecnologías de la información en las consideraciones sociales sobre la enfermedad mental y sus pacientes.
Esta investigación demuestra que la primera de las hipótesis planteadas al comienzo se cumple de manera generalizada. En primer lugar, el rastreo de noticias ha revelado que la gran mayoría de piezas periodísticas relacionadas con la Salud Mental no cumple con los estándares de calidad y veracidad planteados por las organizaciones que pretenden desestigmatizar a las personas que padecen trastornos mentales.
A día de hoy, muchas de las noticias que versan sobre un acontecimiento trágico en los que se ha visto involucrado una persona con trastorno mental, esquizofrenia principalmente, profundizan en este aspecto. A pesar de no contar en profundidad cuáles eran los condicionantes de este individuo con respecto a su patología, se menciona su condición como un hecho causal del propio siniestro cuando se ha demostrado que estas personas no tienen viven una mayor cantidad de episodios violentos a causa de su enfermedad.
En este sentido de la mala praxis periodística, se ha observado que, en la lucha por la acumulación de tráfico web y la inmediatez, los famosos con algún tipo de afección mental obtienen titulares sensacionalistas al respecto. En cuanto a estas noticias en concreto, hay que destacar que existen artículos en los cuáles se muestra un acercamiento sincero por parte de los periodistas a la hora de informar de las afecciones concretas y contextualizar sus causas. A modo de refutación parcial, es necesario indicar que también se publican noticias que sí reciben un tratamiento adecuado en base a las recomendaciones de los expertos, aquellos temas relacionados con la actualidad del momento y la Salud Mental suelen ser los mejores ejemplos.
Las necesidades informativas de la sociedad en un momento o circunstancia concreta hacen que los medios de comunicación mantengan un compromiso más firme a la hora de dar los detalles necesarios en cuanto los trastornos, por ello es habitual encontrar piezas extensas, bien documentadas y con el testimonio de algunos agentes implicados en la materia. Como aspecto a tener en cuenta, son los medios de comunicación públicos los que buscan informar de una forma más ajustada y veraz las circunstancias que rodean a la enfermedad mental. Se confirma la segunda de las hipótesis planteadas, en la que la falta de un contexto adecuado en la información provoca que la sociedad asimile una imagen errónea de los trastornos mentales.
Se ha observado que aquellas personas cuyos medios de comunicación de referencia los constituyen la televisión y las redes sociales son más tendentes a mantener determinados prejuicios con respecto a las enfermedades mentales. Aspectos como la consideración en cuanto a la gravedad de una afección varían sustancialmente cuando las personas se informan mediante estos medios. Al ser los medios de comunicación empleados por la mayoría a la hora de consumir información, el número de personas que se ven condicionadas por una falta de contexto informativo es mucho mayor. Por el contrario, tanto los expertos entrevistados como los encuestados consideran que la prensa escrita es uno de los medios en los que mejor información se puede encontrar a este respecto.
Vinculando la tercera hipótesis con el consumo de contenidos relacionados con las enfermedades mentales, llama la atención el escaso porcentaje de penetración que tiene la información emitida por los agentes implicados en la mejora de las condiciones de vida de los enfermos mentales. A pesar de esta falta de contacto directo con personas diagnosticadas con alguna patología mental o con profesionales vinculados a esta área, la población dispone de una opinión al respecto incluso sin conocerla de primera mano. En cambio, imágenes prefabricadas y basadas más en la leyenda negra que en hechos contrastados, como las que se pueden obtener del cine o la literatura, son las que la gente considera que tienen un mayor altavoz en la sociedad. Esto supone un grave peligro para la desestigmatización de estos colectivos ya que, en lugar de aproximar una imagen real y fidedigna de lo que es vivir con un trastorno mental, son los guiones creados para las taquillas de los cines los que moldean el imaginario sobre los enfermos.
Uno de los hechos más sorprendentes y positivos es la falta de ligazón por parte de la sociedad en cuanto a la información relacionada con la Salud Mental y las páginas de sucesos. En contra de lo expresado por los expertos y por varios artículos científicos, parece que el común de las personas cada vez asocia la información de Salud Mental con las informativas que le corresponden –infamación sanitaria y social -. Esto entra en conflicto con lo expresado anteriormente en cuanto los contenidos rastreados, porque pareciera que los medios de comunicación siguen empeñados en relacionar a los enfermos mentales con episodios de violencia a pesar de que su público se encuentra en las antípodas de este planteamiento.
A tenor de los resultados obtenidos tras la investigación, queda patente que la opinión pública está bastante concienciada de la precaria atención que reciben estos colectivos. Es un consenso generalizado en la sociedad y que repercute directamente en la visibilización de estas personas. A este respecto hay que mencionar que viene ligada a este hecho la queja de encontrar un tono paternalista en las por parte de las asociaciones de afectados.
Como se ha demostrado, la consideración que tiene la mayoría de las personas de los enfermos mentales condiciona de una manera muy importante cómo va a ser la vida de esa persona. ¿Cómo y con quién se va a relacionar?, ¿hasta donde va a poder progresar de forma individual?, ¿en qué momento podrá explicar cómo vive su dolencia?, etc. Son algunos de los interrogantes con los que tendrá que lidiar un enfermo mental en su día a día inevitablemente y la responsabilidad de los medios de comunicación al respecto es llevar a cabo una estrategia de normalización que mejore las condiciones de vida de todos los afectados. Parece que aún falta un largo camino por recorrer en cuanto a la desestigmatización efectiva de los enfermos mentales en los medios de comunicación, pero poco a poco se van dando pasos en la buena dirección para que esto sea posible en un futuro cercano. Solo falta que todos los implicados en el proceso informativo combinen las sinergias adecuadas para que cuando alguien oiga hablar de una enfermedad mental no caiga en prejuicios del todo rebatidos por la ciencia.