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25 Ene 2013Titulé mi última entrada Una teoría sobre los servicios secretos, de Christopher Félix sobre los servicios secretos. Su libro, A Short Course in the Secret War está lleno de ideas con las que podemos comprender a fondo la importancia de los servicios secretos en la comunicación política.También mencioné a Ephraim Halevy, director del Mossad- servicio secreto israelí- de 1998 a 2002-, aunque llevaba trabajando en ese servicio desde 1961. Hoy me voy a ocupar de su obra 13 años que cambiaron el mundo. Mi vida en el Mossad (Ediciones B).
Lo que más me llama la atención de este libro es que su autor no se dedica a contar operaciones del Mossad sino al trabajo que él realizó en operaciones diplomáticas muy importantes. Tiene una habilidad especial para trazar retratos psicológicos muy importantes sobre los Primeros Ministros y Ministros de Asuntos Exteriores a los que conoció. De manera que, más que ser un libro sobre los servicios secretos, parece un libro de historia. Por eso el título del libro. De historia y de comunicación política. Y también, de comunicación empresarial, porque Halevy tiene que ocuparse en sus negociación de asuntos que afectan de lleno a los puestos de trabajo de muchas personas.
Gozó de la confianza de tres primeros Ministros: Isaac Shamir, Isaac Rabin y Benjamin Netanyahu. El primero y el tercero, conservadores; el segundo, laborista. No le caía bien Simon Peres, que estaba enfrentado a Rabin dentro del partido.
Siempre tuvo una relación privilegiada con el Rey Hussein, de Jordania. Sin embargo, es muy crítico con los mandatarios de Arabia Saudí y trata como unos egoístas y desagradecidos a los de Kwait. A su entender, Saddam Hussein había triunfado en la guerra contra Irán y tenía un gran prestigio entre las masas árabes. Y en lugar de apoyarle cuando acabó la guerra en la que él había salvado a las dinastías suníes, éstas se volvieron contra él. Si no hubiera sido por su posición contraria a los israelíes, el futuro de Saddam hubiera sido muy distinto.
Sabe captar las paradojas de la Historia. Por ejemplo, cómo después de la Primera Guerra del Golfo, en la que una coalición liderada por Estados Unidos derrotó a Saddam Hussein, al que apoyaron a fondo los palestinos, hubo una corriente a favor de una paz estable entre Israel y los palestinos. Es decir, que en lugar de salir muy debilitados, los palestinos avanzaron mucho en el favor de la opinión pública mundial.
Muchas personas hacen formaciones para negociar. En el máster en comunicación y máster en consultoría política se estudia un módulo entero en la negociación, a las tres fases del proceso, que son informar, persuadir y presionar y las etapas que se dan en cada fase.
Un capítulo que conviene leer más de una vez es el tercero – «Las vías oficiales y oficiosas después de la guerra»-, porque las dos son enteramente necesarias. Él atribuye los grandes fracasos de la diplomacia de Simon Peres a que le gustaba mucho la publicidad y era indiscreto en los momentos decisivos. Sin embargo, Shamir y Rabin podían mostrarse intransigentes oficialmente y tener abiertos canales oficiosos que, al final, eran los que lograban resultados.
En el Capítulo 5 escribe un párrafo que explica lo que ocurrió en Israel desde 1990 a 2003:
«Así pues, a mi modo de ver, en el escenario de la guerra y de la paz ha habido tres actores y no los dos tradicionales de toda la vida. Han estado siempre los líderes o gobernantes. Y por supuesto, la gente, que ha tenido una influencia variable en la sucesión de los acontecimientos según cual fuera la índole de los regímenes dominantes del momento. En mi opinión, al menos en esta época hubo un tercer elemento, a veces un factor poderosísimo que ha influido en la marcha de la historia: los profesionales que cargan con la responsabilidad de la paz en el país.
La influencia relativa de los jefes de estado mayor, los jefes de seguridad y los responsables de los servicios de inteligencia ha sido equivalente a la de los demás actores en la escena.» En el capítulo 6 se ocupa de «El tratado de paz de 1994 entre Israel y Jordania». Ofrece material muy interesante para un documental que pudiera ser muy útil en Facultades y Escuelas de Negocios sobre cómo hay que negociar en política. La importancia que tiene distinguir entre palabras y significados; por ejemplo, la palabra «beligerancia» Y los malentendidos a que da lugar. También, cómo mantener la calma cuando es necesario una negociación contra reloj. Y cómo no es posible asegurar un buen resultado hasta el último momento.
Lo mismo puedo decir del Capítulo 7- «Tres meses para un Tratado final»-. Llevo años explicando Negociación, distinguiendo tres etapas: Informar, Motivar, Presionar. Pues bien, en esta Capítulo también compruebo la importancia de tener la menor cantidad de información no importante, es decir, la decisiva para tomar decisiones; también es imprescindible que el buen negociador desarrolle unas buenas relaciones con los otros negociadores y, sobre todo, con quien le ha encomendado negociar, para saber representarle manteniéndose en segundo término. Y que sepa presionar respetando los puntos de resistencia de las otras partes.
Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.