¿Por qué el Análisis Transaccional es tan útil en Psicoterapia?

En: Comunicación y Análisis Transaccional

20 Jun 2012

«Curar» y «hacer progresos», o, como decía el refrán: Una cosa es predicar, y otra dar trigo.

Una de las notas más originales de Eric Berne, pienso yo, es la distinción que acuñó entre «curar» y «hacer progresos». Por eso, cuando intento transmitir que el Análisis Transaccional es muy útil en Psicoterapia, se me ha ocurrido la idea de presentar fragmentos de su libro póstumo: ¿Qué dice usted después de decir «Hola»?. Como Berne escribe muy bien, ¿por qué no hacer esta prueba, es decir, que sea Berne quien convenza al lector?

P. 62. En el fondo, la vida es el mismo vino añejo en nuevas botellas: los cocos y los bambús dan paso a las pieles de cabra, las pieles de cabra a las vasijas de barro, el barro al cristal, y el cristal al plástico, pero las uvas casi no han cambiado, y hay la misma y vieja embriaguez, y las mismas viejas heces en el fondo. O sea que, como dice Campbell, encontraremos pocas variaciones en la forma de las aventuras y en los personajes implicados. De ahí que, si conocemos algunos de los elementos del guión del paciente, podamos predecir con cierta confianza hacia dónde se dirige, y desviarlo de su camino antes de que tropiece con la desgracia o el desastre. A eso se le llama psiquiatría preventiva, o «hacer progresos».

Todavía mejor, podemos hacerle cambiar su guión o renunciar a él del todo, lo cual es psiquiatría curativa, o «ponerse bien».

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La posición de Berne frente a tres lemas equivocados

P. 300. La falta de confrontación se ve con gran claridad en el caso de los esquizofrénicos y sus terapeutas. La mayoría de. los terapeutas (según mi experiencia) dicen que la esquizofrenia es incurable. Con eso quieren decir: «La esquizofrenia es incurable con mi tipo de terapéutica psicoanalítica, y estoy perdido si tengo que intentar otra cosa». De ahí que se deciden por lo que ellos llaman «hacer progresos», y, como dice el conocido fabricante de electricidad, el progreso es su principal producto. Pero el progreso significa meramente hacer que el esquizofrénico viva con más valentía en su mundo loco, en vez de hacerle salir de él; así que la tierra está llena de valientes esquizofrénicos que viven sus guiones trágicos con la ayuda de terapeutas no tan valientes.

Otros dos lemas corrientes entre los terapeutas son también corrientes entre la población en general: «No puedes decir a las personas lo que han de hacer», y «Yo no puedo ayudarte, tú has de ayudarte a ti mismo». Estos dos lemas son completamente falsos. Uno puede decir a las personas lo que han de hacer, y muchas de ellas lo harán bien. Y uno puede ayudar a las personas, y ellas no tienen que ayudarse a sí mismas. Meramente tienen que levantarse, después de que uno las haya ayudado, e ir a ocuparse de sus cosas. Pero con lemas como éstos, la sociedad (y me refiero a todas las sociedades) animan a las personas a permanecer en sus guiones y a llevarlos hasta su final, a menudo trágico. Un guión significa que alguien dijo a la persona lo que tenía que hacer hace mucho tiempo, y ella decidió hacerlo.

Esto demuestra que uno puede decir a las personas lo que tienen que hacer, y en realidad se lo está diciendo siempre, especialmente cuando se tienen hijos. O sea que si dices a alguien que haga algo diferente de lo que le dijeron sus padres, puede que se decida a seguir tu consejo o tus instrucciones.

Y es bien sabido que puedes ayudar a una persona a que se emborrache, o a que se suicide, o a que mate a otro; por lo tanto, también puedes ayudarla a que deje de beber, o deje de suicidarse, o deje de matar a otros. Indudablemente es posible dar permiso a las personas para que hagan ciertas cosas, o para que dejen de hacer cosas que en su infancia les ordenaron seguir haciendo. En vez de animar a la gente a vivir valientemente en un viejo mundo desgraciado, es posible hacerles vivir felizmente en un valiente mundo nuevo.

Frente al tedio de la psicoterapia tradicional, el alivio del Análisis Transaccional

P. 340. Si estas reuniones se llevan con la actitud conveniente, no sólo se acaba rápidamente con muchos juegos, sino que puede abandonarse el objetivo de «hacer progresos» en favor del de ponerse bien y seguir bien, con las excepciones antes mencionadas. Además, casi todos los pacientes agradecen este enfoque tan franco.

Después de la reunión, casi siempre algunos de ellos se levantan para estrechar la mano al terapeuta y quizá comentan: «Ésta es la primera ocasión en que un doctor me ha tratado como a una verdadera persona y ha hablado francamente conmigo.» Esto ocurre porque los juegos de hospital no son en absoluto «inconscientes». El paciente sabe muy bien lo que está haciendo y por qué lo está haciendo, y sabe apreciar a un terapeuta comprensivo que no se deja engañar. Aun en el caso de que no reconozca esto al primer intento, el paciente está agradecido porque este sistema alivia el tedio de la psicoterapia convencional.

P. 348. Así, pues, es posible decir a un paciente: «Es agradable que se encuentre mejer y haga progresos, pero no podrá ponerse bien hasta que deje de…» y aquí el terapeuta menciona la señal del guión. Ésta es la declaración inicial de un intento de conseguir un «contrato de curación» o un «contrato de guión» en vez de un contrato para «hacer progresos». Entonces el paciente puede convenir en que él viene al grupo para salirse de su guión, más que para tener compañía y consejos útiles para estar contento a pesar de vivir sumido en el miedo o la desgracia.

P. 382. Cuanto antes reconozca el terapeuta el papel que se espera que represente, y cuanto antes pueda prever el drama de guión que el paciente tratará, a su tiempo, de llevar a un clímax, antes podrá hacer algo al respecto, y más eficaz será cuando ayude al paciente a salir de su mundo de guión y a entrar en el mundo real, donde pueda curarse y no meramente hacer progresos.

Grandes imágenes que Berne creó sobre la terapia transaccional

Recordemos la imagen que en mi última entrada reproduje sobre la explicación que Berne daba sobre la infección de una pierna por una astilla.

P. 396. Esto es análogo a lo que ocurre tras una operación abdominal que vaya bien. Los primeros días el paciente es una persona enferma que está haciendo progresos, que camina un poco más cada día, y está sentado un rato un poco más largo. Luego, alrededor del quinto o sexto día, se despierta con una capacidad completamente diferente. Ahora es una persona sana con algunas molestias: debilidad y dolor de vientre, quizás. Pero ya no se contenta meramente con hacer progresos.

Quiere salir, y sus molestias ya no le dejan inválido, sino que son meramente fastidiosos achaques de los que quiere librarse lo más rápidamente posible para poder reiniciar su vida en el gran mundo exterior. Y todo esto ocurre de la noche a la mañana, en un solo cambio dialéctico. Así es cómo se da el «lanzamiento» en el análisis de guiones: un día uno es un paciente, y, al día siguiente, una persona real dispuesta a ponerse en marcha.

Nan vivía en casa con sus padres. Su padre era un paciente profesional que cobraba un sueldo mensual de una agencia del gobierno por estar deprimido. Ella fue educada para seguir las huellas de él, pero cuando llegó a tener dieciocho años, ya estaba cansada de perderse siempre toda la diversión. Hizo progresos en el grupo durante unos seis meses, hasta que un día decidió terminar con aquella situación y ponerse bien. – Cómo me pongo bien?- preguntó. – Ocúpese de sus propios asuntos – contestó el terapeuta. La semana siguiente ella volvió vestida de forma diferente y con un estado de ánimo completamente diferente. Para ella era una lucha ocuparse de sus propios asuntos emocionales en vez de los de su padre, pero aprendió a hacerlo cada vez mejor.

En vez de ponerse enferma cuando él lo hacía, dejó que se pusiera enfermo él solo. También cortó con la programación de su madre, que en resumen decía: «La vida es una lucha, quédate en casa con Papá.» Tomó toda una serie nueva de decisiones autónomas. Se quitó su uniforme de «hija de un esquizofrénico» y empezó a vestirse como una mujer. Volvió a la universidad, salió con muchos chicos, y fue elegida reina del gremio estudiantil. Lo único que quedaba por decirle era: «No es cierto que tu vida sea una lucha, a no ser que tú la conviertas en eso. Deja de luchar y empieza a vivir». Y consiguió hacer eso, también.

P. 410. «Curar pacientes» contra «hacer progresos» Herbert O. Yardley describe la larga, agotadora y angustiosa tarea de descifrar el lenguaje cifrado japonés durante la primera guerra mundial… sin saber japonés. Uno de sus ayudantes tuvo el siguiente sueño: «Yo voy andando por la playa con un pesado saco de guijarros que tengo que llevar y que me deja agotado. Puedo conseguir algún alivio de la siguiente forma: cuando encuentro en la playa un guijarro que hace juego con uno de los guijarros de mi saco, puedo deshacerme del que llevo.» Este hermoso sueño muestra cómo la laboriosa tarea de descifrar el lenguaje cifrado, palabra por palabra, se traducía en imágenes visuales. También es una parábola de lo que es para el paciente «hacer progresos.»

El análisis de guiones intenta cortar las correas para que el paciente pueda soltar toda la carga de una vez y sentirse libre lo más rápidamente posible. Indudablemente, el sistema más lento de terapéutica «guijarro a guijarro» da al terapeuta una gran sensación de confianza en que sabe lo que está haciendo, pero los analistas de guiones están teniendo una sensación de confianza cada vez mayor, también, y cada vez encuentran más a menudo el sitio por donde han de cortar para liberar al paciente de su carga de una vez. Con esto no se pierde nada, pues es perfectamente posible examinar el saco ahora desechado guijarro a guijarro y hacer lo mismo que hace el terapeuta psicoanalítico, después de mejorado el paciente.

El lema de la «Terapéutica de Hacer Progresos» es «No puedes ponerte mejor hasta que estés completamente analizado», mientras que el lema de la «Terapéutica de Curar Pacientes» es «Primero ponte bien, y más tarde te analizaremos si todavía lo deseas. «Esto se parece al problema del Nudo Gordiano. Muchas personas trataron de deshacer el nudo, pues se había profetizado que quien lo hiciera se convertiría en el amo de Asia. Llegó Alejandro y lo cortó con su espada. Los otros se quejaron ruidosamente de que no era de aquella manera como se esperaba que lo hiciera, de que aquello era una salida fácil, de que simplificaba excesivamente el problema. Pero él consiguió deshacer el nudo, y recibió su recompensa. Para decirlo de otro modo un terapeuta puede ser un botánico o un ingeniero.

Un botánico se mete en la maleza y mira todas y cada una de las hojas, de las flores y las briznas de hierba para averiguar qué ocurre allí. Mientras anto, el campesino hambriento dice: «Pero nosotros necesitamos esa tierra para cultivarla.» «Eso requiere mucho tiempo -dice el botánico-. Un proyecto como éste no puede llevarse a término apresuradamente.» El ingeniero dice: «¿Cómo es que aquí crece toda esta maleza? Cambiemos el avenamiento y eso despejará la tierra.

No hay más que encontrar un riachuelo y construir un embalse adecuado, y pronto se acabarán todos sus problemas. Basta de sufrir.» Pero si el «campesino hambriento» es un paciente sediento de afecto, dice: «Oh, pero a mí me gusta toda esta maleza, o sea, que preferiría padecer hambre hasta haber examinado todas las hojas, las flores y las briznas de hierba.» El botánico hace progresos, y el ingeniero arregla las cosas… si el paciente lo deja. Por eso la botánica es una ciencia y la ingeniería es un método para cambiar las cosas.


Finalmente, uno de tantos casos que expuso Eric Berne

P. 415 Clooney era un ama de casa de treinta y un años a la que el Dr. Q conocía desde que ella tenía dieciocho, mucho antes de que él supiera gran cosa del análisis de guiones. Cuando acudió a él por primera vez, ella se sentía asustada, sola, torpe y sonrojada. Daba la impresión de que un espíritu angélico había bajado del Cielo buscando un cuerpo donde habitar y, después de instalarse en el de Clooney, tenía la impresión de haber cometido un ligero error. Tenía pocos conocidos y ningún amigo. En la escuela reaccionaba ante los chicos mostrándose desdeñosa y sarcástica, con lo que, naturalmente, los ahuyentaba. Además estaba demasiado gorda.

Su primer tratamiento terapéutico estuvo basado principalmente en el análisis estructural, con sólo unas pocas ideas rudimentarias sobre juegos y guiones; pero fue bastante eficaz, de manera que se casó y tuvo dos hijos. Volvió unos cinco años más tarde porque tenía dificultades con su vida social, y pensaba que era injusta con su marido. Algo que la preocupaba era que en las fiestas bebía mucho para relajarse, y entonces hacía locuras; por ejemplo, se quitaba toda la ropa con aire desafiante. Entonces mejoró tanto que ya pudo ir a las fiestas sin beber en exceso. Aunque todavía se sentía desgraciada en tales ocasiones, era capaz de hablar con la gente, y pensaba que aquello ya estaba bastante bien. Unos cinco años después, volvió otra vez, decidida ahora a ponerse bien en vez de limitarse a hacer progresos.

Máster Universitario en Análisis Transaccional

Como ya he expuesto en mis anteriores entradas, La Universidad Camilo José Cela ofrece un Máster en comunicación política, un Máster en comunicación empresarial o de lo que aquí trato, un Máster Universitario en Análisis Transaccional, con cinco campos de aplicación, entre los que encontramos la Psicoterapia. Es una experiencia pionera, que puede llegar a muchos psicoterapeutas españoles e hispanoamericanos quienes, a su vez, pueden iniciar investigaciones sobre casos de Psicoterapia, realizar su Tesis Doctoral  y, después, perfeccionar sus competencias en otros Institutos públicos y privados. Como la modalidad es a distancia, este Máster pueder servir de lazo de unión entre estudiosos y practicantes del AT en diversos países, salvando las distancias geográficas, por muy grandes que éstas sean.

1 Comentario para ¿Por qué el Análisis Transaccional es tan útil en Psicoterapia?

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M

junio 14th, 2019 at 4:30 pm

Yo creo que un master en A.T. que no sea presencial y con prácticas es para «hacer progresos».

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Acerca de este Blog

Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.

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