Hoy me voy a ocupar de lo que el genial Ronald G.. Havelock estudió a comienzos de los años setenta. ¿A que resulta increíble que hayan pasado tantos años y el asunto de adónde van a parar nuestros impuestos para investigación y educación sigan siendo una cuestión palpitante?
Es increíble la enorme cantidad de documentos que tuvo que procesar Ronald g. Havelock. ¡Impresionante!. ¿Saben a quién me recuerda? A otro gran genio joven, el ruso Dmitrti (Dima) Yurasov. A la edad de dieciséis años (en 1981) se instaló en los archivos oficiales como paleógrafo de segunda categoría. Supuestamente, no debía estudiar los expedientes de los que habían sido asesinados durante el estalinismo, pero fue eso precisamente lo que hizo, y así recolectó los antecedentes de ciento veintitrés mil individuos; el archivo que él había visto, se componía en total de dieciséis millones de expedientes.
1º.- Debe haber una secuencia racional en la evolución y aplicación de una innovación: investigación, desarrollo y empaquetamiento.
2º.- Ha de existir una planificación, normalmente a gran escala, durante un largo período temporal.
3º.- División y coordinación del trabajo para estar de acuerdo con la secuencia racional y planificación.
4º.- El receptor, consumidor o adoptador es más o menos pasivo y aceptará la innovación, si se le ofrece en el lugar exacto, en tiempo oportuno y de forma adecuada.
5º.- Una gran inversión inicial, anterior a la difusión, proporcionará beneficios a largo plazo, tanto en eficiencia y calidad como en la diseminación a una audiencia masiva.
Los autores que propugnan esta perspectiva han sido: Henry M. Brickell, David Clark y Egon Guba.
Las aplicaciones de esta perspectiva o modelo han sido: Desarrollo de productos muy elaborados «a prueba de usuarios». Implantación de sistemas de investigación, desarrollo e información en instituciones y empresas. Difusión de algunas tecnologías. Sistemas de investigación y extensión agraria.
Las críticas fundamentales han sido: demasiada importancia al emisor, o agente o agencia de cambio. Se confía mucho en el cambio impuesto por la legislación: cinturones de seguridad, programación y evaluación continua en centros educativos; complicados formularios de declaración de la renta; abolición del secreto bancario. Muchas veces tiene carácter de «hecho consumado».
En España y en Europa, este modelo es el que rige las Agencias de Acreditación y Evaluación. La ANECA (Agencia Nacional de la Evaluación de la Calidad y Acreditación) tiene como fondo este modelo. En una o varias entradas, me ocuparé de la ANECA, porque es una de las Agencias que más importancia está teniendo en el recorrido profesional de los aspirantes a profesores y profesores en ejercicio.
Para tener una formación que sea aprobada por la ANECA y por tanto que sea oficial, como el máster oficial en comunicación o máster en marketing político de la UCJC, se necesita una serie de requisitos muy específicos y que no todos pueden acceder a ello.
Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.