La gran potencia del AT para interpretar obras literarias y cinematográficas (III)

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24 Abr 2010

EL ADULTO DE SEGUNDO ORDEN

Ésta es la tercera entrada de las que he dedicado a escribir sobre la gran potencia del AT para analizar obras literarias y cinematográficas. En realidad, he querido difundir un gran artículo que Graciela Padilla Castillo, estudiosa del AT y Presidenta de la Asociacióon Española de Análisis Transaccional, ha publicado sobre la trilogía Millenium, del novelista sueco Stieg Larrson. Lo podemos encontrar en el nº 61, 2009, de la Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista.

En la primera entrada, anunciaba que me ocuparía del ethos. Ahora es el momento de exponer lo que Graciela Padilla ha sistematizado.

Eric Berne afirma que cualquiera que funcione como Adulto tendría, idealmente, que exhibir: a) atractivo personal y simpatía (pathos) (elementos arqueopsíquicos = Niño), b) procesamiento de datos objetivo (logos) (neopsíquicos = Adulto), y c) responsabilidad ética y moral (ethos) (elementos exteropsíquicos = Padre). Berne toma de Aristóteles la triple división que éste había establecido en los materiales que integraban un discurso: en palabras actuales, materiales de experiencia o dramáticos (para sostener el interés de la audiencia); materiales argumentales o de desarrollo y materiales de credibilidad o de prueba personal (Valbuena, 1995, pp. 523-542).  (Para Referencias Bibliográficas, ver La gran potencia… (II)

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Si no ha leído las tres novelas, el lector pensará que Lisbeth es un personaje complicado y que apenas puede despertar empatía en el público. Su físico no atrae: es de baja estatura, muy delgada, viste sólo de negro, tiene varios piercings en la cara y horribles tatuajes en todo el cuerpo. Durante cierto tiempo, practicó el boxeo, pero de aquella época sólo le queda algún músculo muy definido. Ahora fuma tanto como el escritor que la creó y es más sedentaria, porque pasa muchas horas frente a la pantalla de su ordenador portátil.

«Se estima que fueron seiscientas las mujeres que combatieron en la guerra civil norteamericana. Se alistaron disfrazadas de hombres. Ahí Hollywood, por lo que a ellas respecta, ha ignorado todo un episodio de historia cultural» (Larsson, 2009, p. 7). Así de tajante comienza Stieg Larsson su tercer tomo de la trilogía Millenium. Su protagonista, Lisbeth Salander, ha cautivado a millones de lectores y espectadores de cine en todo el mundo. El periodista y escritor ha creado un personaje que se aleja de las heroínas clásicas de la ficción.

Retraída, antisocial, bisexual, casi disfrazada con su estética gótica, sin permiso para amar y algunas veces, violenta. Lisbeth Salander no gustaría precisamente a ningún productor de Hollywood. Sin embargo, su fuerza y características son la base de un éxito impredecible e internacional y de una fórmula transaccional compleja. Es decir, Lisbeth Salander activa su Adulto technos, pero no podemos emitir, por ahora, un diagnóstico completo sobre su ethos.

Francisco Massó, sintetizando ideas de diversos autores, habla del Adulto integrado o A3 como de:

Un estado que amplía la conciencia, integrando todos los recursos del yo, cuyo empleo acomoda a la situación presente. Su saber es un saber de phrónesis, de prudencia, es un saber pertinente que se acomoda a la circunstancia presente, que va dando sentido a la totalidad de la vida. Sabe lo que sabe y tiene y qué orientación ha de darle a su realidad inmediata, es decir, en su conducta, en sus acciones del día a día, con proyección de futuro. Éste es el estado del proyecto de vida, que para ser real tiene que concretarse en el quehacer cotidiano (Massó, 2007, p. 106).

Este ideal del Adulto integrado lo consiguen pocas personas. Por eso, podemos aprender mucho del ruido que detectamos en muchas vidas. Sin embargo, Graciela Padilla no quiere salirse de las del autor de la trilogía y de los personajes que él creó. El ruido lo formula como contradicciones entre Ética, Moral y Política, tal como lo entiende Gustavo Bueno en su Materialismo Filosófico.

El análisis transaccional es un término muy importante en nuestros máster oficial en comunicación  o máster en comunicación corporativa. Una de las asignaturas está destinada a analizar este tipo de análisis y la importancia de él en la comunicación.

ÉTICA, MORAL Y POLÍTICA

Ética es todo aquello que afecta a las personas en cuanto son individualizables (no aisladas), en cuanto sujetos distributivos dentro de un grupo («distributivo» significa que lo que se dice de todos, se dice también de cada uno de los miembros de una clase).

 Ética es toda praxis humana que contribuya a mantener la fortaleza del sujeto humano y, por tanto, todo comportamiento que suponga el respeto por la integridad del ser humano corpóreo. La fortaleza se entenderá como firmeza, cuando vaya referida a uno mismo, y como generosidad, cuando vaya dirigida a los demás. Conductas antiéticas son las que socavan la fortaleza de los otros produciendo daños a su imagen pública, a su hacienda o, directamente, a su integridad corporal (malos tratos, lesiones, homicidios, etc.) (Alvargonzález, 2009, p. 21).

Podría decirse que la ética comienza por los grupos familiares, pero que sólo llega a ser transcendental a todos los hombres en la medida en que los individuos de los grupos originarios puedan comenzar a ser tratados (a consecuencia de experiencias sociales e individuales muy precisas) como individuos universales. El mal ético por excelencia es el asesinato (aunque, a veces, la muerte provocada o no impedida de otro pueda considerarse como una virtud ética, en ciertos casos de eutanasia).

Pero también son males éticos de primer orden la tortura, la traición, la doblez o simplemente la falta de amistad (o de generosidad). La mentira puede tener un significado ético cuando mediante ella logramos salvar una vida o aliviar una enfermedad. La desatención hacia el propio cuerpo, el descuido relativo a nuestra salud, es también un delito ético, por lo que tiene de falta de firmeza. La medicina es una actividad que marcha paralelamente al curso de las virtudes éticas. Podría decirse que la ética es a la medicina lo que la moral es a la política (Bueno, en García Sierra, 2000, pp. 473-474).

Moral es todo lo que afecta a los individuos o grupos sociales en cuanto los consideramos atributivamente como partes de la sociedad sin posibilidad de operar en términos simétricos unos con otros. «Atributivo» es lo que está constituido por acumulación de partes, que guardan entre sí relaciones asimétricas. El principio fundamental de la moralidad es la justicia, entendida como la aplicación escrupulosa de las normas que regulan las relaciones de los individuos o grupos de individuos en cuanto partes del todo social:

La fuerza de obligar (o impulso) de las normas morales procede, no tanto del individuo, cuanto del control o presión social del grupo, canalizado a través de un código deontológico o de un sistema de «leyes no escritas» y, no por ello, menos coactivas: la norma de la vendetta obliga a los miembros de la familia con una fuerza mayor, si cabe, que las normas legales de un Estado de derecho.

Los imperativos éticos y los imperativos morales no son mutuamente armónicos. Y no ya por motivos ocasionales sino por principio: las partes de una totalidad desplegada simultáneamente según su estructura distributiva y según su estructura atributiva y aún dadas en la misma escala, no son conmensurables. El desajuste entre la ética y la moral es un componente de la dialéctica interna de la vida social.

Estos conflictos dialécticos podrían considerarse como contradicciones, no ya iniciales sino internas, es decir, referidas a los sujetos en tanto se ven a la vez obligados por deberes opuestos… Una situación muy repetida en la última guerra mundial, llevada con frecuencia al teatro o a la novela, es la del soldado que, habiendo caído en una familia de país enemigo, es protegido por algún miembro de esta familia: los deberes morales (políticos, patrióticos) obligan a entregar al soldado; los deberes éticos obligan a protegerle.

Se comprende, entonces, que quien mantiene su norma ética sin plegarse a las exigencias de la moral del grupo social o político que le envuelve, se encontrará con grandes dificultades y tendrá muchas probabilidades de recibir las sanciones del grupo (Bueno, en García Sierra, 2000, pp. 477-478).

Política es algo en principio próximo a la moral, por cuanto considera también a los individuos o grupos sociales atributivamente, pero esta vez no en torno a la idea de justicia sino en torno al simple «buen orden social»:

Lo esencial es tener en cuenta que el poder político implica siempre la inserción del poder en el contexto de programas y planes orientados a la eutaxia – «buen orden social» – de una sociedad dada, y ésta es la razón por la cual suponemos que el poder político es indisociable de la palabra, como instrumento suyo. No sólo porque por la palabra es posible incorporar total o parcialmente a alguien en un plan o programa político.

La palabra no se toma aquí, por tanto, como un criterio convencional de influencia (persuadir, convencer -frente a obligar o vencer) porque la palabra puede ser tan compulsiva como la fuerza física. Por tanto, cuando apelamos a la palabra, como instrumento de elección del poder político no tratamos de establecer un criterio convencional (justificado en la libertad, en la conciencia, etc.) sino de determinar la única vía a través de la cual unas partes del todo social pueden pro-poner (poner delante) a las otras planes y programas relativos a un sistema global y que sólo por la palabra puede ser representado (Bueno, en García Sierra, 2000, pp. 563-564).

La Política pertenece al Adulto en el Adulto, es decir, al logos y al technos.

STIEG LARSSON, LISBETH SALANDER Y MIKAEL BLOMKVIST Y SUS CONTRADICCIONES

El autor que se ha ocupado con más detalle de las contradicciones entre Ética, Moral y Política ha sido Silverio Sánchez Corredera (2003 y 2004). Distingue 12 contradicciones fundamentales. La vida de Stieg Larsson correspondería a dos tipos de contradicciones. Si tenemos en cuenta la experiencia personal de culpa que le persiguió toda su vida, como consecuencia de ser testigo de una violación y de que la adolescente no aceptase sus excusas, podemos considerar que el autor de la trilogía estaría viviendo la contradicción 8:

8) E[P(M)]: Relaciones entre aspectos éticos, políticos y morales, de forma que los morales son dependientes de los políticos y ambos a su vez de los éticos.

Se trazó un Proyecto de vida de expiación de la culpa. Su actividad desbordante desarrolló su proyecto.

Si, por otra parte, vemos lo que hizo para salir del atolladero, entonces Larsson vivió la contradicción 11:

11) P[M(E)]: Relaciones entre aspectos políticos, morales y éticos, de forma que los éticos son dependientes de los morales y ambos a su vez de los políticos.

Es decir, para combatir a los grupos de extrema derecha mediante el periodismo de investigación y para exponer las modalidades de maltrato a las mujeres en diez libros, sacrificó toda su salud y se autodestruyó.

Eric Berne vio con gran perspicacia que había hombres y mujeres que desarrollaban guiones perjudiciales para sí mismos, pero beneficiosos para los demás. Larsson y su modo insano de vida son el mejor ejemplo; tanto que no imaginaba que su feminismo sería reconocido y premiado. Eva Gabrielsson viajó a Madrid en octubre de 2009 para recoger el V Premio del Observatorio de la Violencia de Género, concedido por el Consejo General del Poder Judicial español al autor sueco. El motivo: su denuncia contra el maltrato a las mujeres. Y es que Millenium trata muchos maltratos: el de la familia, el de la pareja, el de los padres a los hijos o el del tráfico de mujeres para la prostitución ilegal. Todos los fallos y delitos eran analizados por Larsson, que no supo ver sus propios defectos, que pudieron llevarle a sufrir un infarto fulminante.

Pero hemos de volver a su heroína, Lisbeth Salander, que vive la contradicción 1:

1) E(M): Relaciones entre aspectos éticos y morales, de tal forma que los morales se dan dependientemente de los éticos.

En efecto, las inquietudes políticas de Lisbeth son secundarias. Está encerrada en sus problemas personales. Por eso, no duda un momento en hacerse con información confidencial sin reparar en las normas que rigen para los grupos.

El juego favorito de Lisbeth es Ya te tengo, hijo de perra (Berne, 2006, pp. 99-102). Su deseo es la venganza y toda la historia y sus acciones se mueven para resarcirse de todo lo malo que le ha hecho su padre. Logrará darle caza y culminar su juego tras poner en peligro su vida, la de Mikael o la de su novia-amiga, Miriam Wu. Hasta entonces, su juego «implica relaciones humanas, cercanas, repetidas una y otra vez y que terminan en una ganancia precisa» (Aladro, Martínez, Semova y Padilla, 2008, p. 93). Con esa ganancia, cambiará su guión trágico, que sabemos es fruto de sus antepasados a través de la información que nos da Larsson (Bucero, 2008, p. 209).

Quien más se acerca a un Adulto integrado es Mikael Blomkvist. Los que conocieron a Stieg Larsson consideran que el personaje de Mikael Blomkvist es un homenaje a la ya mencionada novelista sueca Astrid Lindgren, porque comparte apellido con otro célebre personaje creado por la escritora: El gran detective Blomquist, traducido del sueco Mästerdetektiven Blomkvist, y publicado en Espa a en 1967. De aquel Blomkvist de Lindgren quedan el apellido y las ganas de investigar casos imposibles, porque el Blomkvist de Larsson es más bien su álter ego: periodista de investigación, maduro y centrado en la búsqueda de escándalos políticos, financieros y empresariales. En lugar de trabajar en Expo, trabaja en Millenium, otra revista de investigación.

Sin embargo, Mikael vive la misma contradicción que el autor de la trilogía. Al subordinar la Ética y la Moral a la Política, acaba siendo víctima de lo que Berne llamaba «juegos», aunque cuando los protagonistas los ejecutan conscientemente reciben el nombre de «maniobras». La primera es Vayamos a enga ar a ese pardillo (Berne, 2006, pp. 162-165); la segunda, Sólo intento ayudarte (Berne, 2006, pp. 168-173). De hecho, en la segunda novela, el personaje afirma: «La última vez que descuidé la documentación, acabé en la cárcel».

Precisamente, la didáctica de la Ética y de la Deontología de la Información puede experimentar un impulso muy atractivo si aborda los juegos de los periodistas. Lo mismo habría que hacer con los juegos de los psicólogos, médicos, profesores, trabajadores sociales, etc.

 CONCLUSIONES DEL ANÁLISIS COMPLETO

El Análisis Transaccional de Eric Berne nos ha permitido abordar el marco general de la trilogía Millenium y explicar desde el comportamiento de los personajes principales hasta la razón del éxito de las tres novelas en todo el mundo y de su protagonista principal, Lisbeth Salander.

 Dentro del Análisis Transaccional, aplicar el Análisis Estructural de Segundo Grado a los personajes fundamentales de la trilogía ha contribuido a explicar sus comportamientos en los acontecimientos más importantes que la trilogía narra.

 Abrir el Análisis Transaccional a las contradicciones entre Ética, Moral y Política, ha demostrado que es muy útil enriquecer con aportaciones teóricas importantes las contribuciones de Eric Berne.

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Acerca de este Blog

Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.

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