Desde hace meses, escribo cada semana la crítica de una película en www.lavozlibre.com, diario digital que recibe 100.000 visitas diarias y que constituye uno de los fenómenos a estudiar en el panorama del periodismo español.
Titulé mi columna Críticas bernianas y creo que he seguido la línea que me tracé desde el principio, enjuiciando las películas desde la perspectiva del Análisis Transaccional.
Reconozco que hay buenos críticos en España- tampoco abundan. Hay algunos que saben muchas anécdotas sobre cine- todos los que se agrupan alrededor de José Luis Garcia, persona que me cae muy bien-, pero tampoco tenemos por qué exigirles que tengan un armazón teórico que sea el no va más.
En el último número -61- de la Revista Análisis Transaccional y Psicología Humanista, correspondiente al Segundo Semestre de 2009, Graciela Padilla Castillo, Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, ha estudiado El mundo de la trilogía «Millenium» desde las perspectivas del Análisis Transaccional, la Ética, la Moral y la Política. (Pp. 173-186).
¿Tiene calidad y originalidad el estudio?. Pienso que sí. Se atreve a deducir cómo tuvo que ser la vida del novelista sueco Stieg Larsson, autor de la trilogía.
Si aplicamos el pensamiento de Berne a la vida de Stieg Larsson, no nos resulta complicado dar con el sentido de la vida del novelista sueco. Es lo que hace Padilla reproduciendo el siguiente fragmento de ¿Qué dice usted después de decir «Hola»?, de Eric Berne:
Un niño que empieza queriendo vivir para siempre o amar para siempre puede cambiar de idea en el curso de cinco o seis años hasta llegar a decidir, muy justificadamente si se tiene en cuenta su limitada experiencia, morir joven o no arriesgarse a volver a amar a alguien. O puede aprender de sus padres que la vida y el amor, con todos sus riesgos, valen la pena.
Una vez tomada la decisión, él sabe quién es, y empieza a mirar al mundo exterior haciéndose esta pregunta: «¿Qué puede ocurrirles a las personas como yo?» Sabe cuál es el saldo que en principio puede esperar, pero no sabe realmente lo que significa, cómo le hará sentirse, o cómo puede llegar a conseguirlo. Tiene que encontrar alguna clase de argumento o matriz en el que encaje todo el material de su guión, y alguna clase de héroe que le muestre el camino. También busca ansiosamente héroes con materiales parecidos que hayan seguido caminos diferentes, y quizás más felices, con la esperanza de encontrar una salida, o una entrada.
La matriz y el héroe se le ofrecen en las historias que lee en libros o que le lee alguna persona digna de confianza: la madre, la abuela, o los niños de la calle, o quizás una maestra cuidadosamente adoctrinada… Esos momentos ayudan a formar la carne de su plan de vida, mientras que los cuentos contados o el libro de historias le dan los huesos. En lo referente a los huesos, el niño acaba con:
a) un héroe (alguien que le gustaría ser);
b) un villano (alguien que puede llegar a ser, si encuentra una excusa);
c) un tipo (lo que él sabe que tiene que ser);
d) un argumento (una matriz de acontecimientos que le permite pasar de uno al otro);
e) un cuadro de actores (esos otros que motivarán los pasos), y
f) un ethos (un conjunto de normas éticas que justificarán que se sienta enfadado, herido, culpable, virtuoso, o triunfante). Si los acontecimientos externos lo permiten, entonces su curso vital será el mismo que el plan de vida que forma sobre este armazón o matriz. Por esta razón, es importante saber cuál era su historia o su cuento favorito cuando era niño, porque ése será el argumento de su guión, con todas sus ilusiones inalcanzables y sus tragedias evitables (Berne, 2002, p. 158).
Graciela Padilla aplica de esta manera el pensamiento de Berne a la persona de Stieg Larsson.
Su héroe (heroína en este caso) fue Pippi L ngstrump; huérfana, solitaria, rara y creativa en el trato con otros ni os.
Su villano no sabemos cuál pudo ser, porque Stieg no nos ha dejado testimonio alguno sobre este asunto. Sí sabemos que él mismo se sintió un villano cuando presenció la violación de una joven, no intervino y, además, ella no aceptó sus excusas. Esto debió de dejarle un sentimiento de culpabilidad toda su vida y se esforzó por liberarse de este sentimiento.
Su tipo tampoco sabemos cuál fue, pero sí qué decisión tomó después del suceso de la violación. Se propuso luchar contra el maltrato a la mujer y contra los grupos de extrema derecha, desde el periodismo de investigación. Quizá, porque sus amigos violadores admiraban esa ideología. Ésa fue su manera de sacudirse la culpabilidad que lo tenía atenazado.
El argumento de la vida de Larsson fue que, además de dedicarse al periodismo de investigación, decidió pasarse a la ficción y escribir nada menos que diez novelas sobre el maltrato a las mujeres. Esto fue un Acto más de su argumento;
Su cuadro de actores, es decir, quienes motivaron sus pasos en la vida para llevar adelante su argumento se originaron en la experiencia directa de Stieg Larsson mientras se dedicó al periodismo de investigación.
En cuanto al ethos, esto nos dará para otra entrada en el Blog.
Valbuena de la Fuente, Felicísimo: Eric Berne, teórico de la comunicación. Madrid, Edipo, 2006
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Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.
1 Comentario para La gran potencia del AT para interpretar obras literarias y cinematográficas (1)
pascual brau
marzo 21st, 2010 at 2:04 am
excelente post…yo leí a Berne hace muchos años y sin duda es un referente no superado…..aunque en este caso concreto, en la vida de Larsson hay mucha tela que cortar…y otros datos a los que no se les ha dado apenas difusión…