Hay libros que tienen una fortuna impresionante, aunque tengan muy pocas ideas. Y hay libros que tienen muchas ideas y una fortuna muy discreta. Entre estos últimos, está Between People. A new Analysis of Interpersonal Communication, de Gerald R. Miller y Mark Steinberg. Dentro de dos años, este libro cumplirá 40. Y sigue irradiando e irradiando ideas, además de ser de muy fácil lectura.
Conocí a los dos, y Miller era muy, muy creativo. Quizá tenía tantas ocurrencias en su cabeza que se relajaba con el póker y con las carreras de caballos. Y además de tener sus propias ideas e investigar muy bien, tomaba cualquier teoría y sabía darle un enfoque muy original.
Por ejemplo, la del auto-descubrimiento, de Samuel Culbert.
Culbert afirmaba explícitamente que un mensaje de auto-descubrimiento debe estar codificado intencionalmente, más que transmitido de una manera accidental. Además, Culbert indirectamente da a entender que el auto-descubrimiento implica frecuentemente cierto grado de riesgo para quien se abre a los demás. Puesto que éste revela información «privada», no puede estar siempre seguro de cómo reaccionarán los demás. Ya que la información concierne a él mismo, puede ser especialmente vulnerable a respuestas no deseadas.
Y aquí viene la originalidad de Miller. Para él, el concepto de información «personalmente privada» es ambiguo. Es necesario reducir esa ambigüedad para clarificar la noción de auto-descubrimiento. ¿Cómo reducirla? Pues comprendiendo por qué tendemos a ocultar cierta información y cuáles son los efectos de la auto-revelación, estipulando que las personas definen cierta información como personalmente privada cuando desean evitar las consecuencias de revelar esa información.
Tanto empresas como políticos tienen que ocultar información regularmente para dar buena imagen o simplemente por seguridad o estrategia. En el máster en comunicación política o máster en comunicación corporativa tienen un módulo dedicado exclusivamente a la estrategia comunicacional.
Las consecuencias pueden ser personales o de las que afectan a la relación, Por ejemplo:
1.- Verse forzado a reconocer públicamente y ocuparse de ciertos hechos sobre uno/a mismo/a.
Expresar con palabras información personalmente privada es también verla reflejada en una o más personas, dando una realidad social explícita además de una realidad personal.
2.- Tener que gastar energía en cumplir con las obligaciones de responder hacia la otra parte o partes.
Es decir, una vez que una persona ha decidido revelarse, frecuentemente se ve obligado a dar explicaciones.
3.- Arriesgarse a engendrar sentimientos de daño, ira, incomodidad o afecto, afinidad y confianza en la otra parte o partes.
Unas personas pueden interpretar negativamente la auto-revelación, mientras que otras pueden pensar que el que se abre quiere escalar la relación y llegar a la intimidad, aunque éste no haya tenido esa intención. Es decir, puede sentir que tiene más derecho al tiempo, energía y sentimientos de quien se auto-revela.
4.- Arriesgarse al rechazo o abuso de otra u otras personas.
Quien/es escucha/n la auto-revelación pueden rechazar, abiertamente o mediante su falta de atención, a participar en la situación de auto-descubrimiento. Probablemente, este rechazo puede ser devastador. Si quien se revela ofrece confianza, intimidad y respeto, se encuentra rechazado/a, e incluso criticado ante los demás, el efecto puede ser deprimente.
5.- Como resultado de 3 o 4, o de ambos, generar un cambio no deseado en la relación con la otra parte o partes.
La auto-revelación no siempre promueve una mejora en la relación. Puede conducir a debilitar la estabilidad, a disminuir la armonía o a una definición menos favorable de la relación.
Seguiré desarrollando este asunto en próximas entradas.
Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.