Las Ciencias de la Información y de la Comunicación y, dentro de ellas, la Comunicación Política y la Comunicación Empresarial han seguido un desarrollo anómalo. Como cualquier ciencia. Lo que ha ocurrido con la Comunicación Política y con la Comunicación Empresarial es que han pasado por una etapa de búsqueda de sus notas distintivas. Esto significa que han aspirado a desprenderse de todos aquellos elementos que son oblicuos y no rectos a las mismas. Si se estuviesen moviendo siempre en el terreno de las aportaciones de otras Ciencias, no adquirirían contornos ni terminología propias. Estar clamando siempre por la interdisciplinaridad es una tarea inútil, cuando no una farsa. Para que haya interdisciplinaridad, antes tiene que haber disciplinas.
El desánimo que la falta de ritmo produce en algunos no tiene demasiado fundamento, porque ¿qué ciencia ha mostrado un ritmo armónico?
Es mucho mejor concebir la demarcación de las Ciencias de la Comunicación, y dentro de ellas, de la Comunicación Política y de la Comunicación Empresarial, y de las teorías particulares que incluye cada una, como algo «anómalo, rugoso». Para quienes quieran profundizar en estos asuntos, les recomiendo que lean los tomos que Gustavo Bueno Martínez ha dedicado a explicar su Teoría del Cierre Categorial. Muchos expertos de comunicación han optado por cursar un máster en comunicación corporativa o un máster en comunicación empresarial.
Wilbur Schramm el estudioso que más hizo por dar rango académico a la que en Estados Unidos se denominó «mass communication research», a la Teoría General de la Información, ha resumido las biografías de los cuatro «padres fundadores»: Harold Lasswell, científico político; Kurt Lewin, psicólogo social; Paul Lazarsfeld, sociólogo y Carl Hovland, psicólogo experimental.
«Estos «padres» de nuestro campo tuvieron carreras llamativamente semejantes. Tenían una espléndida formación, fueron a excelentes universidades, llegaron a contactar con grandes mentes. Todos eran ampliamente interdisciplinarios por inclinación. Sufrieron cambios de carrera abruptos en la mitad de su vida y derivaron de sus propias disciplinas a la comunicación por la experiencia de enfrentarse a problemas del «mundo real». Todos reunieron a su alrededor investigadores más jóvenes que llegaron a ser líderes del campo, y todos menos uno fundaron un instituto de investigación que atrajo a jóvenes brillantes y profesores capaces. Los cuatro fueron enormenente productivos».
Así pues, los cuatro «padres» estaban lanzados hacia su objetivo y, sin embargo, todos se encontraron con dramas que cambiaron sus vidas. Harold Laswell había tenido en la Universidad de Chicago alumnos muy brillantes de Doctorado y publicado obras muy importantes sobre Propaganda y Política. A los doce a os de docente, se encontró con un gran obstáculo en su camino: El Presidente «humanista» de su Universidad, Robert Maynard Hutchins, detestaba las ciencias sociales.
Era un intelectual moralizador que no quiso darle un contrato permamente. Como las desgracias no vienen solas, a Lasswell le ocurrió que, después de haber cargado empaquetado todos sus libros y las notas de investigación de quince años, el fuego acabó con el camión en que iba ese contenido tan importante para él.
Sin embargo, Laswell valía demasiado y, aunque no volvió a tener estudiantes de doctorado en cuarenta años, acabó escribiendo -una nota típicamente norteamericana que ofrece Wilbur Schramm- más de cinco millones de palabras y siendo una personalidad de primera magnitud. Sus libros sobre Ciencias Política y sobre Comunicación Política son muy importantes. Creo que cualquier estudioso de la Comunicación Política debería leer su obra La política como reparto de influencia, que en España editó Aguilar.
Kurt Lewin había comenzado una prometedora carrera como Profesor en la Universidad de Berlín, pero el régimen de Hitler se cruzó en su camino y tuvo que huir a Estados Unidos. Eran los tiempos de la Depresión y sólo consiguió un trabajo desde el que supo rehacer su vida. Sin embargo, y después de realizar algunas investigaciones muy importantes, le sobrevino la muerte y el fin de sus muchos proyectos.
También Hitler torció el destino del austriaco Paul Felix Lazarsfeld, aunque la Fundación Rockefeller le invitó a visitar Estados Unidos y allí investigó y publicó libros muy importantes para demarcar la comunicación política.
Finalmente, Carl Hovland, en 1941, estaba considerado el psicólogo experimental más prometedor de USA. Llegó la guerra y a partir de entonces ya no pudo estudiar lo que quería. Después de la Guerra, y cuando ya llevaba una marcha muy productiva, el cáncer acabó con él siendo todavía joven. Sin embargo sus obras, fruto de sus investigaciones durante la guerra, también contribuyeron a dar contorno a la comunicación política y a la empresarial.
En consecuencia: Las vidas de estas personas no tuvieron un «ritmo» ideal. Sin embargo, aquí están las Ciencias de la Comunicación, la Comunicación Política y la Empresarial para demostrar que lo que hicieron importó, y mucho, para la posteridad. Pero, claro está, si ellos no pudieron lograr lo que querían, ¿qué otros factores cuentan en la constitución de una ciencia?
Me ocuparé de responder a esta pregunta y de los Padres Fundadores en una próxima entrada
Quiero acabar con una alusión. En 2008, apareció en Editorial Tecnos un librito titulado Para investigar la comunicación. Propuestas teórico-metodológicas, coordinado por Manuel Martínez Nicolás. Cuando me ocupé de este libro el 23 de Octubre de 2010, reduje al absurdo la definición que José Luis Dader daba sobre comunicación política, definición que me parecía y me sigue pareciendo un disparate. También él afirmaba que la comunicación política se encuentra actualmente en su adolescencia.
Esto significa que Dader, además de no definir bien la comunicación política, tiene unos endebles fundamentos gnoseológicos, o de Teoría de la Ciencia. Pensar que la comunicación política ha pasado por una primera y segunda infancia y actualmente se encuentra en la adolescencia, es dar a entender que también tendrá una madurez, a la que seguirá su muerte. En fin, es mejor que no hubiera tomado prestada a la Psicología esta comparación tan infeliz. Es lo que ocurre a quien, como él, sólo ha estudiado Periodismo y se aventura en terrenos que desconoce.
Un máster en comunicación o máster en comunicación corporativa siempre sumará para formar a mejores expertos en el mundo de la comunicación.
Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.
1 Comentario para EL DESARROLLO DE LA COMUNICACIÓN POLÍTICA Y DE LA COMUNICACIÓN EMPRESARIAL HA SIDO ANÓMALO
carla quezada
octubre 21st, 2013 at 8:36 pm
hola, soy estudiante de rrpp y me toco investigar el porque wilbur schramm es llamado padre de las comunicaciones, leí lo que tienen publicado pero no quede muy clara. Agradecería si me pueden ayudar a responder mi pregunta.
Gracias