Llevaba unos días queriendo escribir sobre el Caso Bono, porque los acontecimientos han ido confirmando lo que anuncié a mis estudiantes de Comunicación Política hace un mes: José Bono iba a salir malparado de la situación en que se encontraba. Sutáctica ha sido voluntariosa, pero torpe, muy torpe. En lugar de haber leído algunos libros sobre escándalos políticos y haber tomado una decisión acertada, eligió a algunos medios amigos para atacar a los periodistas que habían informado sobre su patrimonio. Un gran fallo de comunicación política.
Y es que Bono ha podido llegar a pensar que las revelaciones se debían únicamente a periodistas de investigación de La Gaceta. Pues no, las cosas no suelen suceder así. Los periodistas de este medio podrán desmentirme, y quizá tengan razón, pero la experiencia dice que, primero, hay un paso, del que voy a ocuparme, y después, vienen los periodistas.
Los escándalos fundamentales, desde hace veinte años en España, no los ha levantado el partido de la oposición, sino una sección de un partido o de una organización que está en contra de la otra y filtra a los medios información comprometedora. Y si no, repasen los siguientes casos: Juan Guerra (1989), FILESA (1991), Caso Ibercorp (1992), Mario Conde (1993), Luis Roldán (1993), Fondos Reservados (1994), Papeles del Cesid (1994). El PP se benefició electoralmente de esos escándalos, pero quienes dieron la información «sensible», es decir, «dañina», fueron algunos sectores o personas del PSOE, de los Bancos o del entonces CESID, que estaban en contra de otros. Y quien no quiera ver así las cosas, va a tener que estudiar un poco más. Estudiar comunicación política siempre es bueno. Mejor que hacer todos los días declaraciones vacuas.
Escribo en inglés estas dos palabras, porque en español resultan cacofónicas: «Investigación de la Oposición». Dejémoslo, mejor, en «Investigar la Oposición». Donde hay elecciones primarias, los candidatos llevan encargando este tipo de investigación desde hace muchos años, aunque no las llamen así. Es decir, un candidato procuraba enterarse de los «trapos sucios» de su contrincante para filtrárselos a los medios y lograr que éste perdiese en las encuestas y en las urnas. Desde comienzos de los años noventa, buscar información comprometedora sobre el pasado y presente personal y profesional de los contrincantes dentro del propio partido y de la oposición, se convirtió en un oficio: «Hombre de la Oposición (Oppo Man)», pero realmente es un eufemismo de lo que también otros denominaban «Ejecutor político (Hit Man)». Una figura que está presente en la comunicación política, y que puede decidir el resultado, como lo demuestran varias campañas importantes.
José Bono tenía que haber leído un libro que Stephen Marks publicó en 2007: Confesiones de un ejecutor político. Mi vida secreta de escándalo, corrupción, hipocresía y ataques sucios que deciden quién consigue ser elegido (y quién no) (Confessions of a Political Hitman. My secret life of sandal, corruption, hypocrisy and dirty attacks that decide who gets elected (and who doesn’t).
Ahí podría haberse dado cuenta de que muchos de los casos que comienzan como el suyo acaban con la derrota y el desprestigio del candidato. Stephen Marks, al servicio de los republicanos en Estados Unidos, se dedicaba a investigar en los tribunales, registros de la propiedad y bibliotecas, fundamentalmente, para informarse no sólo de los puntos débiles de quienes se enfrentaban a sus candidatos, sino de los que también podrían tener éstos, para poder responder si se hacían públicos. Después, filtraba información a los medios o preparaba anuncios negativos.
Acabo de escribir que Marks estaba pagado por los republicanos, pero ¡qué casualidad!, el Capítulo que más páginas ocupa en el libro es el que dedica al candidato republicano Pat Buchanan (Págs. 109-140). Efectivamente, éste era un candidato molesto para los candidatos republicanos a Presidente. Marks trabajaba para él, pero se dio cuenta de que Buchanan no se preocupaba de la campaña, sino que dejaba todo el poder en manos de su hermana Bay. Esto no era lo peor. Lo que le preocupaba más a Marks era que, si Buchanan llegaba a ser Presidente, la que iba a mandar era su hermana. A favor de Buchanan estaba el que no se implicaba en el día a día. En contra de Bono es que se implica en el desarrollo de su patrimonio. Y eso es muy perjudicial para su comunicación política.
Si Bono lee el libro de Marks, verá que casos como el suyo acaban mal. Mal para él, para su partido y para su familia. Si se siente con fuerzas para soportar el desgaste, se convertirá en una excepción que podrá pasar a los libros. ¿Está dispuesto a pasar por el infierno que sufrió Richard Nixon?. Guardando las distancias, claro está. El asunto está en sus manos. La estrategia que ha seguido hasta ahora está muy equivocada. También se mostraba muy firme cuando dijo que abandonaba la política. Después, regresó. Ahora podría producirse un proceso parecido, pero de sentido contrario. Su familia y su partido pueden agradecérselo.
Si quieres estudiar un máster en comunicación y un máster en marketing político, como los que se imparte en la sede de postgrados de la Universidad Camilo José Cela, ¡CONTÁCTANOS!
Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.
3 Comentarios para El caso José Bono y la «opposition research»
Jesús F.Ú.
mayo 10th, 2010 at 9:23 am
Totalmente de acuerdo. Sí que hay que valorar, de todos modos, el papel desempeñado por «La Gaceta» ante este caso. Está clarísimo que el PSOE es el que anda detrás del «descubrimiento»: ¿por qué, a los 5 días, el diario «Público» publicó (valga la pseudo-redundancia) ese reportaje con el patrimonio de Bono? A Bono le quedan 4 pipas.
PD: Me he tomado la libertad de enlazarlo en mi blog. Un saludo.
Juanfe
mayo 11th, 2010 at 3:23 am
Hola profesor, sin duda ninguna articulo con un tino espectacular. Aún así en relación a este tema resulta cada vez más irritante observar la incompetencia política española. Se compran el coche más bonito pero cuando se dan cuenta no llevan frenos y llevan dirección al precipicio ¿No es acaso su trabajo darse cuenta de que van directos a su propio suicidio profesor?
Pero aún así hay algo que crea mayor incertidumbre para mí en estos casos ¿Cuales son los intereses ocultos que puedan tener miembros del partido para filtrar todo esto? ¿Escalas de poder?¿Usted cree que existen en la política española hoy en día «opposition research» como la gordita de la pelicula que nos puso, Colores Primarios?
Un saludo
José Luis Mingo
mayo 18th, 2010 at 12:04 pm
Como siempre, Felicísimo Valbuena ha acertado de plano.
Una vez sus próximos, con poder suficiente, han decidido matarle políticamente es absolutamente seguro que seguirán alimentando a los comunicadores que no van a necesitar investigar demasiado para ir añadiendo noticias a las que ya están en la calle.
Independientemente del fondo del asunto, la forma en que el Sr. Bono ha enfrentado la situación ha perdido.
Muchas gracias felicísimo por la claridad de tus exposiciones