La desvergüenza de financieros y académicos en la crisis económica norteamericana

En: Comunicación Empresarial|Comunicación Institucional

27 Ago 2012

Hace año y medio, se estrenó en España el documental Inside Job, del director de cine Charles Ferguson. Ahora, he visto tres veces este documental en DVD y no disminuye mi capacidad de sorpresa. Al revés, la aumenta. Es un reportaje de periodismo de investigación que resulta muy útil en comunicación política y en comunicación empresarial.. El documental tiene cinco partes: 1) Cómo llegamos hasta aquí; 2) La burbuja (2001-2007); 3) La crisis; 4) Los responsables; 5) Dónde estamos ahora.

Pienso dedicar varias entradas a Inside Job en el diario digital La Voz Libre, donde suelo escribir cada semana o cada nueves días. Sin embargo, quiero ocuparme ahora de la parte 4) Los responsables. El documental se centra en los financieros y algunos académicos que ocuparon puestos políticos, contribuyeron poderosamente a la gestación de la crisis, se beneficiaron de ella y han vuelto o siguen en sus puestos académicos, después de ganar muchísimos dólares. En comunicación política y en comunicación empresarial, hay cuatro estrategias fundamentales: Reserva, Publicación, Puesta en Escena y Publicidad. Este documental sirve para ilustrar cada una de estas estrategias.

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Los financieros y su desfachatez para no reconocer su responsabilidad en la crisis

Los que causaron la crisis de 2008 siguen con sus fortunas intactas. Al final, parece como si la culpa no hubiera sido de nadie. La que responde es la Junta de cada compañía financiera y como el Presidente es el que escoge a los miembros de la Junta, el Presidente se retira con unas indemnizaciones multimillonarias, y aquí no ha pasado nada. Recordemos que en España ha ocurrido prácticamente lo mismo. Por Internet están circulando las caras de ejecutivos de Bancos y Cajas de Ahorros que han recibido millones de euros por retirarse.

En este documental salen algunos respondiendo a las preguntas del Director, pero hay más, bastantes más, que no quisieron responder. Cuando haya completado la transcripción del documental, especificaré quiénes eran estos responsables y cómo se beneficiaron de la crisis. Barack Obama prometió cambiar las cosas y realmente no lo ha hecho. Como dice Robert Gnaizda: «Éste es un Gobierno de Wall Street».

Es un fallo fundamental de Comunicación Política, porque ha optado por la Reserva, es decir, por no hablar del gran escándalo que representa el que algunos de sus asesores claves hayan participado en la crisis. Es la conclusión de este documental.  Entre los que responden, está Scott Talbott, Presidente de una organización de lobistas, – Financial Times Roundtable- que constituye un ejemplo de cómo no responder a las preguntas y cómo intentar infructuosamente lavar la imagen de quienes le pagan. Se atreve a dar la calificación de Notable a quienes han causado la crisis. Entre ellos, están Stan O’Neill, Presidente de Merryl Lynch, que fue premiado nada menos que con 176 millones de dólares.  Su sucesor, John Tame, también ganó muchos millones de dólares.

También hace frente a las cámaras el que en 2010 era Presidente Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, el francés Dominiue Strauss-Khan, que luego tendría que abandonar su puesto por un escándalo sexual. Reconozco que es uno de los testimonios más valiosos del documental, porque revela aspectos desconocidos de la crisis, que él conocía por dentro. Dice que se reunió con muchos ejecutivos de bancos, quienes le confesaron que habían sido muy avariciosos y que estaban pidiendo a las autoridades norteamericanas que regulasen las compensaciones que ellos recibían. Es decir, trasladaban a otros la responsabilidad de su pecado capital.

Y tan capital, en el doble sentido de perjudicial para la vida de un país y del mundo, y por las enormes sumas que se habían asignado a sí mismos. Y añade Strauss-Khan: «Cuando me reuní con ellos, estaban asustados, pero cuando vieron que la crisis podría tener solución, se olvidaron de la regulación que antes pedían». Los financieros cuentan con 3.000 lobistas,.cinco por cada congresista, que se dedicaron a luchar a fondo contra la reforma. Entre 1998 y 2006, la industria financiera gastaron 5.000 millones en ayuda a las campañas políticas y en pagar a consultores universitarios para que justificasen sus actividades. No voy a seguir aquí exponiendo las enormes cantidades y abusos de los financieros, que dejo para La Voz Libre.

Académicos que cobraron por justificar las acciones de los financieros

El documental afirma: La industria financiera ha corrompido el estudio mismo de la Economía. Muchos académicos apoyaron, desde comienzos de los años 80  la desregularización de la economía. Recibieron muchos dólares por sus informes.  Y empieza el desfile de testimonios que, a mi entender, desprestigian a determinados departamentos universitarios. ¡Qué pieza de comunicación política!. Sobre todo, de puesta en escena para no decir la verdad. Y de reserva, porque ha habido importantes responsables universitarios que han optado por el silencio.

Martin Feldstein, profesor de Economía de Harvard, afirma que no le molesta que los financieros hayan gastado los 5.000 millones ya citados. Fue y es uno de los mayores defensores de la desregularización. Estando en AIG, recibió muchos, muchos dólares. Dice que no se arrepiente de nada. Esto me recuerda aquel dicho: «El dinero no da la felicidad, pero quita los nervios». Uno de los que demuestran lo que en España llamamos falta de vergüenza es Glenn Hubbard, principal asesor económico del ex-Presidente Bush hijo y que ahora es Decano de la Escuela de Negocios de Harvard. Recibió 100. 000 dólares por un informe y asesora a quienes causaron la crisis.

En dos ocasiones se pone altivo con el director del documental y le dice que le quedan 3 y 2 minutos para acabar la entrevista, además de afirmar que ha sido muy cortés dedicando tontamente su tiempo a responder a las preguntas. Laura Tyson, profesora de la Universidad de California (Berkeley), antecesora de Hubbard como consejera económica, recibió 250.00 dólares por otro informe.  El Presidente de Harvard, en su declaración Hacienda, declara que su patrimonio está entre 16 y 25 millones de dólares.

No quiso responder a las preguntas. Lo mismo ocurrió con el Presidente de Columbia. ¡Vaya ejemplos de transparencia!. Tampoco se queda atrás John Campbell, Chairman de la Harvard Business School. Con su cara de adolescente y su gran desparpajo, se ríe de las preguntas y dice que el comportamiento de los académicos que cobraron de la industria financiera para apoyar las prácticas de ésta, es irrelevante.

Frederick Miskhin, ex-Gobernador de la Reserva Federal, que apoyó la política de la industria financiera, declara un patrimonio de 17 millones. Apoyó la política económica del Gobierno islandés, que hundió la economía del país, y no declaró que había recibido 124.000 dólares por su informe. Incluso, en su currículum ha cambiado el título del Informe. No era sobre la Estabilidad Financiera sino sobre la Inestabilidad financiera. Y cuando le preguntan sobre ese cambio, no se corta y dice que debió de ser un error tipográfico. Siempre hay excepciones en este panorama académico desolador de los centros donde los estudiantes aprenden Economía.

Un poco de esperanza no viene mal en estos tiempos

Naivel Roubini, profesor de la NYU Business School dice que el 40% del presupuesto de las Agencias de Calificación- las tan perjudicales para España como Standard & Poors y otras- provenía de las compañías financieras. «Tú me das una calificación AAA, y yo te pago muy bien. Y con la AAA, me dedico a promocionar los activos tóxicos». ¿Qué hace el Gobierno español que no encarga un estudio a fondo para revelar cómo funcionan realmente estas Agencias?

Charles Morris, dice que la Economía como ciencia es irrelevante y que es parte del problema que la crisis representa. Entre los testimonios más interesantes encuentro el de Robert Gnaizda, antiguo director del Greenlining Institute. Además de explicar lo que ocurrió durante la crisis, termina propugnando la necesidad de demandas criminales contra los responsables. Reconoce que son difíciles de ganar, pero sería posible si hablasen los subordinados.

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Acerca de este Blog

Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.

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