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30 Jun 2014Ante la comunicación podemos observar estas posiciones:
A) Ampliar tanto su concepto que englobe todas las actividades, tanto humanas como animales. En este sentido, cabrían varias definiciones, pero la más representativa sigue siendo la que dio S. S. Stevens hace años: «Comunicación es la respuesta discriminatoria de un organismo a un estímulo».
B) Utilizarlo como término que acoja una serie de actividades que encajan mal en las artes, las ciencias y las profesiones. Es decir, la «comunicación» sería una palabra-comodín para hacer presentables practicas «rentables» y «subproductos». Los anglosajones emplean el término palabra-comadreja. Vale lo mismo para un roto que para un descosido, decimos en España. «Comunicación de la moda» o «Moda de la comunicación»; «Comunicación política» o «Política de la Comunicación». Y así sucesivamente.
En cuanto a las prácticas, existe la fundada sospecha de si el acento en los problemas de incomunicación en el mundo de hoy no estará movido muchas veces por el interés económico. ¿Qué pensar de quienes han hablado tanto de la era de la incomunicación, que va a sustituir a la de la comunicación?. Mientras mantenga vivo el problema de la incomunicación, cualquiera puede acceder a uno, a varios, a muchos presupuestos. «Cuando se acabe el problema, se extingue mi chollo».
Respecto a los subproductos, sobra cualquier comentario, porque sólo es necesario fijarse en los mensajes que recibimos diariamente a través de prensa, radio y televisión.
Una conclusión lógica es que la vertiente práctica de la comunicación es muy distinta de su trivialización.
«La magia de un término nuevo, invocado como justificación presupuestaria, como defensa de prácticas, para edificar imperios académicos o profesionales, se desvanece rápidamente. Los slogans de moda, elevados a una altura de teoría pero soportados por racionalizaciones que no admiten un examen serio, producen una mala reputación. Un enfoque de los problemas humanos puede existir sin magia ni racionalizaciones, pero no sin una síntesis razonada».
George Gerbner, autor de unos de los más célebres modelos de comunicación, afirmaba esto ¡nada menos que en 1960!.
Ah, pero es que Séneca se le había adelantado veinte siglos. Murió en el años 64 después de Cristo. Aranguren glosaba así una línea de Séneca.
«Satis ipsum nomen philosophiae, etiamsi modeste tractetur, invidiosum est». Ya el nombre mismo de la filosofía- como hoy el de «intelectual – aun llevado modestamente, es mal visto. ¿Qué ocurrirá si encima rompemos con los usos sociales? Vale más que convengamos con la gente en el exterior y que sólo la forma interior de vida, que es lo que realmente importa, sea distinta. (Séneca, Epístola 5 a Lucilio)».
Lo mismo podemos decir de quienes presumen de «comunicólogos».
C). Concretar en que «categorías», «enfoques» o disciplinas está presente la comunicación.
El estudioso que más ha trabajado en esta línea ha sido Jurgen Ruesch. Publicó Semiotic Approach to Human Communication, donde distinguió las siguientes aproximaciones a la comunicación.
Ante tal variedad de disciplinas, enfoques, perspectivas o categorías, salta a la vista que debe haber un intento unificador. De lo contrario, habría un retroceso a la Edad de las Máquinas, donde las disciplinas gozaban de gran independencia. La comunicación habría perdido entonces grandes posibilidades de integración.
Durante la Historia han existido intentos totalizadores, pero lo que más nos interesa es lo que ha ocurrido en la Edad de los Sistemas y si esos esfuerzos se han quedado en simples deseos utópicos.
Seguiré desarrollando este asunto en próximas columnas.
Comunicación es un término que se ha debatido durante muchos siglos. Cada autor da una visión diferente debido a su variedad de disciplinas, enfoques y perspectivas. Es poro ello, que ID Digital School, cuenta con un máster oficial en comunicación y un máster en comunicación empresarial que te enseña los variantes de la comunicación y a desarrollarte profesionalmente en torno a ellas.
Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.